Propiciando el reconocimiento territorial de la nación pasto

En medio de los Andes…Nariño

El departamento de Nariño tiene 33.265 kilómetros cuadrados, equivalentes al 2,9% de la extensión territorial del país, con 64 municipios distribuidos en 5 subregiones, habitan 1 millón 720 personas, de las cuales 942 mil se localizan en zonas rurales.

San Juan de Pasto es la ciudad capital del departamento de Nariño, en el sur de Colombia, y concentra el 50% de su población. Situada en el denominado Valle de Atriz, en medio de la Cordillera de los Andes en el macizo montañoso denominado Nudo de los Pastos al pie del volcán Galeras.

Su nombre deriva de la comunidad indígena Los Pastos que habitaba la región a la llegada de los conquistadores españoles. Centro administrativo, cultural y religioso de la región desde la época de la colonia.

Los Pastos es concebida por sus habitantes como la madre tierra, la pacha mama, que les da la vida y existencia. El mundo en Los Pastos esta orientado por una cosmovisión compartida con el resto de los pueblos Andinos, en la que se puede encontrar fuertemente lo simbólico, la verticalidad, la dualidad.

Durante dos períodos de gobierno municipal, la sociedad civil ha venido participado en procesos de planes y presupuestos participativos. Sin embargo la zona sigue enfrentando graves problemas.

Una región de alto riesgo social

La zona rural es abastecedora de alimentos y agua para la zona urbana. A pesar de ser estratégica para la ciudad, carece de las mismas oportunidades para incidir en su desarrollo y el mejoramiento de su calidad de vida, los presupuestos participativos han generado integración, pero lo problemas subsisten.

Esta comunidad vive día a día con problemas tan tangibles como la tenencia de la tierra, del agua, garantizar la vida para todos y para todo.

Las condiciones de pobreza y exclusión de la zona la convierten en la subregión con más índices de miseria del departamento de Nariño. El 55% de la población (946 mil personas) presentan necesidades básicas insatisfechas y el 28% de los nariñenses (481 mil) se debaten en la miseria.

En la actualidad la débil economía de la zona no deja lugar a un cambio radical en estas condiciones. Según el estudio Nariño, pobreza y miseria están en alza elaborado por Horacio Duque, existe baja tecnología del sector agropecuario, carencia de un sector industrial propiamente dicho y una escasa infraestructura básica, entre otros factores, que han generado tasas de desempleo del 20%, mientras que el subempleo es del 50%.

Del total de la población, el 17,6% carece de vivienda adecuada, el 25% no dispone de servicios públicos apropiados, el 35% viven en hacinamientos críticos, el 13% reportan inasistencia escolar.

Por esas y otras razones es que la región se enfrenta, por si fuera poco, al desplazamiento de las poblaciones y a un ambiente de violencia debido a la presencia de fuerzas insurgentes; y la fuerza pública del gobierno.

Por otra parte, una de las actividades productivas de la zona, el cultivo de la hoja de coca se ha visto seriamente dañada por una política de fumigaciones que, colateralmente, daña otras actividades productivas de la zona.

La movilización social como factor de cambio

Como comunidades se han llamado internamente a la unidad, al dialogo, a refundarse en los principios básicos que mueven la vida, la autoridad, el territorio, la seguridad alimentaria, la educación y la cultura.

En base a esos principios la comunidad se ha planteado algunas iniciativas, generadas principalmente durante mingas de pensamiento que se realizan en cada territorio. La principal de estas iniciativas es la realización y concreción del proyecto binacional, cultural y natural de Los Pastos, un proyecto pan amazónico (Pacífico, Andes, y Amazonas) que tiene 4 ejes para buscar el desarrollo de la zona:

• Territorio ligado a la protección de los elementos vitales,

• Educación ligada a la cultura,

• Economía propia, seguridad alimentaria, la salud de las personas y de la tierra.

• Administración, gobierno y justicia propia.

Desde el Senado, se ha intentado generar una independencia como indígenas para dejar de lado la lógica de los partidos políticos que siempre ha tratado de excluirlos. Se lucha junto a otros parlamentarios para que en el congreso se garantice la vocería de la diversidad étnica y cultural.

Nos reunimos en asambleas de pueblos indígenas para conversar de estos temas, afirma el Senador Estacio, para pensar la relación de pueblos indígenas con el Estado, el fortalecimiento del territorio y de una autoridad interna y una propuesta política del movimiento para los pueblos indígenas.

 

Una propuesta por la vida

La idea es llevar estos lineamientos a las altas esferas y hacer causa común con organizaciones afines que compartan las problemáticas y los objetivos que se plantean, es por ello que están presentes en la APMM.

Las comunidades de Los Pastos tienen en lo básico una propuesta y es que a todo nivel se debe defender la vida y la prolongación de la existencia, primero de nuestra madre tierra y luego, de quienes la habitan, señala el Senador Estacio.

En la cosmovisión de este pueblo, todo lo que la tierra entrega y los seres vivos que la habitan tienen que ser de carácter colectivo, nadie debe adueñarse de lo que no le pertenece, especialmente se oponen a las privatizaciones y propician la distribución equitativa de la riqueza. Conciben la montaña como un espacio sagrado, la célula productora de vida, de agua, el sitio de donde nacen los mitos y leyendas y donde se recrea la memoria.