Definición de la red ATTAC
La Asociación por una Tasa a las Transacciones financieras para la Ayuda al Ciudadano (ATTAC) fue creada en 1998 en Francia. Su origen –muy similar al de Amnistía Internacional- se debe a las amplias reacciones que Ignacio Ramonet (director de Le Monde Diplomatique) recibe a una propuesta de crear una organización para gravar las transacciones financieras especulativas, distribuyendo lo recaudado para ayudar a mejorar las vidas de las personas en los países en desarrollo. ATTAC logró en pocos años expandirse a más de 30 países, y constituirse en uno de las principales organizaciones en red de los movimientos alter-mundialización (Ghimire, 2005). En otras palabras, se constituyó en una red transnacional de activistas, es decir sus vínculos traspasan las fronteras nacionales y son de intercambios de información, basados en discursos compartidos (Sikkink, 2003), a fin de intentar insertar nuevos temas por medio de la búsqueda de transformar los términos y naturaleza de los debates (Keck y Sikkink, 1998). De esta manera, busca favorecer la liberación cognitiva de la ciudadanía, impulsando acciones de formación que lleven al reenmarcamiento de la esencia del modelo económico neoliberal, desnaturalizándolo a fin de estimular el activismo por la transformación de la realidad.
Llegó a la Argentina en 1999, a instancias de ATTAC Francia, un grupo de intelectuales argentinos y tres organizaciones: la Young Men Christian Association (YMCA) de Argentina, la Federación Judicial Argentina y la Asociación para la Pequeña y Mediana Empresa (APyME). Según los entrevistados, entre los fundadores no había jóvenes (pese a estar la YMCA).
A nivel internacional ATTAC puede ser definida como una red laxa (sin estructuras formales internacionales) con un ala moderada (anti-neoliberal) y otra radical (anti-capitalista). Esta red descentralizada (no existe una oficina internacional), funciona por diversos mecanismos de coordinación (asamblea anual mundial, realizada durante los Foro Social Mundial, y diversas reuniones de coordinación regional), donde existe una jerarquía no formal de ATTAC Francia. La sede francesa de la organización generalmente “marca los tiempos” del movimiento a escala global y es un punto de referencia ineludible para los otros ATTAC. Igualmente, como dijimos, la condición de red transnacional de activistas, permite la convivencia de posturas diversas. En este sentido, es muy clara la diferencia entre la definición de ATTAC a escala global:
… una Red de organizaciones que comparte determinados objetivos, que se reconoce dentro de la plataforma del denominado movimiento internacional ATTAC, adoptada en diciembre de 1998 y cuyo lema difundido es ‘Otro mundo es posible’ (Merino, s/f: 6).
Y la forma en que se autodefine en la Argentina:
… un movimiento de educación popular que busca ser un estimulador democrático de los cambios, empeñado en trabajar en el esclarecimiento de las conciencias populares y en crear las condiciones necesarias para que esos cambios se formulen sobre la base de la convicción y del conocimiento de que la política actual no es la única posible (Merino, s/f: 6).
A esto se agrega que los mismos entrevistados se ubican como anti-capitalistas, reconociendo que no es la postura mayoritaria en el movimiento, la que (en Francia como en los otros ATTAC de Latinoamérica, en especial Chile, uno de los más grandes) ubican como anti-neoliberal.
A pesar de las particularidades propias de ATTAC Argentina, en el país adquiere la forma organizativa básica que en el resto del mundo adoptan, inspirada en el formato de Francia. Mientras en el país galo los adherentes ascienden a unos 30.000 en más de 100 ciudades (Merino, 2001: 29), en Argentina tiene alrededor de 100, en dos ciudades (Buenos Aires y Rosario), de los cuales unos 30 son activos. A pesar de esta importante diferencia cuantitativa, que implica que no existan significativas bases y no funcionen asambleas locales (como sucede en Francia), sí se reproduce el esquema básico (ver Gráfico III).
La asociación en la Argentina, a su vez, es la responsable de la realización en español de la edición electrónica semanal del informativo “El Grano de Arena”, distribuyéndolo entre unos 10.000 subscriptores (Merino, s/f: 10).
Gráfico III: Estructura organizativa de ATTAC Argentina
Fuentes: www.attac.org (sede Argentina); entrevistas (noviembre – diciembre 2004).
Los jóvenes en ATTAC
Los jóvenes entrevistados, ex-militantes del movimiento estudiantil (socialistas o independientes de izquierda), se acercaron a ATTAC por medio de alguna actividad a la que fueron convocados. Una de las jóvenes entrevistadas, se acercó porque fue invitada por la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) a participar en representación de su agrupación estudiantil en el “Encuentro por un Nuevo Pensamiento”. Este evento - realizado cuando ATTAC en Argentina aún estaba por crearse- tuvo como asistente a un representante de ATTAC Porto Alegre, quien presentó a la red. Ella misma destaca que lo que más le atrajo de ATTAC fue su característica “concreta” o pro-activa. Según su relato, ella como
Los jóvenes que se acercaron tenían que ver algunos con que veían que era excelente la idea del impuesto. Así como me pasó a mí, muchos veían (…) una propuesta concreta. No tanto ‘bla-bla’, no tanto ‘no a algo, no a lo otro’. Sino que había un ‘sí a esto, queremos esto’ (Luciana, entrevista).
Aquí, el factor “concreto” o pro-activo de las organizaciones es muy importante para atraer a los jóvenes. No interesan las plataformas extensas con consignas, sino las propuestas puntuales (un impuesto a las transacciones financieras), con un objetivo claro y mensurable (distribuirlo entre los países más pobres).
Los jóvenes entrevistados, abogados y politóloga, reconocen que la cercanía entre la profesión y los objetivos de ATTAC fue central para sentirse interesados. Por ejemplo, Javier, quien actualmente es el coordinador del Comité de Coordinación de Buenos Aires, se acercó a la organización en el 2002 debido a la ebullición social y política que vivía la Argentina (en diciembre de 2001 había caído el gobierno nacional, y en una semana se sucedieron 4 presidentes interinos; ver: Rossi, 2005a). Los factores que favorecieron que se acercara fueron: su conocimiento del derecho internacional y las redes informales de militantes estudiantiles así como las de juristas progresistas (cabe recordar que entre las organizaciones fundadoras se encuentra la Asociación Jurídica Argentina). También, este mismo vínculo entre activismo y desarrollo profesional-biográfico, le permitió vincular ambos en la realización de encuentros, debates públicos y la coordinación en Buenos Aires de ATTAC.
Esto mismo le sucedió a Luciana, quien vivió una vinculación más profunda aún entre activismo y desarrollo profesional-biográfico:
Lo que sí tuvo que ver mucho conmigo es que yo me enganché mucho con el tema del ALCA [Área de Libre Comercio de las Américas, uno de los temas que luego adoptará ATTAC en Argentina] y empecé yo a especializarme en ALCA. Entonces, académicamente empecé a especializarme en ALCA, a la vez que militaba ALCA. Me sirvió por los dos lados… es como un ida y vuelta (entrevista).
La participación en redes informales de movilización y activismo previas, como son las estudiantiles en éstos casos, son sumamente importantes entre los jóvenes para fomentar el vínculo que los irá acercando a distintos movimientos. Empero, es de particular significación el hecho de que el activismo no se realiza por alguna causa meta-prescriptiva (lo que no anula las utopías e ideales), sino que se plasman en proyectos que se vean como propositivos y con resultados (aunque difíciles) con posibilidades de ser observables. Vinculado a este mismo punto, no es ajeno a la participación la vinculación con el desarrollo biográfico, en este caso profesional. El activismo no es visto como un sacrificio y abnegación, sino como un desarrollo de “ida y vuelta”, donde se enriquece la organización por la participación del sujeto, y éste de lo que recibe de ella.
Los jóvenes y los ciclos de protesta en la Argentina
La participación en ATTAC se mantuvo estable hasta el período 2001-2003, cuando la crisis que sufrió el gobierno de Fernando De la Rúa lo llevó en diciembre de 2001 a presentar su renuncia, producto de la mayor crisis en el régimen que la Argentina vivió desde el retorno a la democracia en 1983 (Rossi, 2005a). El estallido social del 19 y 20 de diciembre llevó a que durante parte de diciembre de 2001 y enero de 2002 transitarán diversos presidentes interinos peronistas, y la población participaran en diversas protestas sociales mayormente espontáneas (llamadas “cacerolazos”) (Rossi, 2005a, 2005b). Este estallido social desató un ciclo de creciente movilización social, la que se plasmó en el crecimiento en el número de cortes de calles realizados por el movimiento piquetero (mayormente desocupados y excluidos, existente desde 1995); y en particular, por el surgimiento de dos nuevos movimientos sociales. Por un lado, el de los ahorristas, quienes buscaban que se les restituyera el dinero depositado en los bancos y en la moneda original (dólares) y no en pesos desvalorizados por la devaluación. Y, por el otro lado, el movimiento asambleario, el cual se constituyó como una expresión –en general- de repudio a la declaración del estado de sitio por el gobierno de De la Rúa, en busca de “salvar” la democracia de las élites políticas, las que parecían incapaces de sortear la crisis. La magnitud del movimiento, al menos en Buenos Aires, era evidenciada por la cantidad de asambleas que fueron surgiendo en los diversos barrios de la ciudad (llegaron a ser 113 en marzo de 2002, militando en cada una entre 70 y 150 personas; Rossi, 2005a, 2005b).
Este era un escenario crítico, donde gran parte de la población (en especial las clases medias urbanas) sentían que en la Argentina se debían redefinir en forma radical y presente los patrones de funcionamiento político (corrupción) y económico (neoliberalismo) que caracterizaron a la última década (1991-2001). Esta coyuntura es la que impulsó que muchos jóvenes se activaran, participando en asambleas, o acercándose a los diversos movimientos pre-existentes. Esta irrupción de jóvenes (y adultos), la vivió ATTAC, y nos cuenta una militante:
… hay como ciclos, donde no tenés ni un joven, o épocas donde éramos como el 80% jóvenes… tiene que ver con el momento de participación política también que vive la Argentina, porque [la juventud] no es una isla” (Luciana, entrevista).
Según los diversos relatos, los jóvenes que se acercaron provenían mayormente de agrupaciones estudiantiles universitarias y estudiaban carreras con cierta afinidad a las temáticas (derecho, relaciones internacionales, economía, ciencia política). A pesar de esto, y excepto por un caso que llegó por recomendación de un pariente que participa en ATTAC Francia, se acercaron debido a que “… se enteraron por Internet” (Javier, entrevista). Esta forma de acercamiento a una institución (junto con las redes estudiantiles y la familia) es una de las tres por medio de las cuales los jóvenes se contactan con mayor frecuencia con las organizaciones de los movimientos sociales.
En éste período de gran movilización social, los jóvenes que participaron en ATTAC se abocaron principalmente al trabajo en el Comité de Coordinación (la “pata militante”, según los entrevistados, ver Gráfico III). Este comité, a instancias de los jóvenes creó la Comisión de Movilización, la que buscaba “… mantener a ATTAC en la calle con la gente” (Javier, entrevista). Aquí, como en otros casos que iremos explorando, veremos como entre los jóvenes prima el deseo de participar en actividades con impacto.
Una vez reequilibrado el sistema con las elecciones presidenciales de abril de 2003, los jóvenes fueron dejando de participar. A pesar de las dinámicas políticas nacionales ser centrales para comprender por qué se desmovilizaron, es importante también considerar algunas circunstancias internas a la asociación. Los jóvenes entrevistados reconocen que también afectaron mucho en el alejamiento de la mayoría de los jóvenes dos factores:
1. Que los jóvenes se acercaron para trabajar por algo muy puntual (la Tasa Tobin) y no aceptaron que en la organización se comenzara a buscar trabajar prioritariamente sobre otros temas (integración regional, ALCA);
2. Que algunas personas con años de experiencia tuvieran actitudes que resultaban poco claras y verticalistas.
El siguiente gráfico (Gráfico IV) nos permite observar un esquema más complejo de la participación en organizaciones del que mayormente se utiliza (basado en general en considerar que sólo se participa si se lo hace rutinariamente). Con éste nuevo esquema, podemos encontrar diversos tipos y alcances, todos necesarios para un movimiento. El mismo será de utilidad en el análisis que haremos de otros casos, incluso –a la inversa de aquí- para observar cómo diversos jóvenes llegan a participar en el círculo “duro”.
Gráfico IV: Círculos concéntricos de la participación en una organización de un movimiento social
Referencias
Círculo “duro”: los militantes permanentes y los que forman parte del staff (rentado o no) que sostiene a la organización diariamente.
Círculo de “militantes”: los que están en las actividades de movilización o donde hace falta más gente, a veces participan en las actividades diarias, pero no son los cimientos de la organización en su día a día. Son el círculo de los que se movilizan incondicionalmente.
Círculo de “vinculados”: los que están si se los convoca para actividades puntuales y por tiempo determinado. Se consideran miembros de la organización. En los casos que hay cuota, pagan.
Círculo de “simpatizantes”: los que están conectados y adhieren a la causa, pagan la cuota (si la hay) y reciben el material que la organización elabora. No se movilizan nunca.
No ser parte del círculo “duro” no implica falta de compromiso
El hecho de que éstos jóvenes se hayan alejado del círculo “duro” de ATTAC, no implicó que se alejaran de la organización, sus principios o del activismo. Esto se vio plasmado cuando, en 2003, ATTAC decidió dar centralidad en sus actividades diarias a temas más cercanos a la realidad local debido al bajo impacto que el tema de la Tasa Tobin tenía en la agenda Argentina. Es por ello que –junto con otras 150 organizaciones sociales y políticas- participaron en la realización de las “Primeras Jornadas de Consulta Popular sobre el ALCA, la Deuda Externa y la Militarización”. Dos días donde fueron organizadas 5896 mesas electorales en todo el país con el objeto de preguntar a la sociedad si estaban de acuerdo con tres grandes temas. Las preguntas de la consulta popular fueron: 1. ¿está de acuerdo con que la Argentina ingrese al Área de Libre Comercio de la Américas (ALCA)?; 2. ¿está de acuerdo con que la Argentina siga pagando la deuda externa?; y 3. ¿está de acuerdo con que la Argentina autorice el ingreso al territorio nacional de militares de Estados Unidos para bases o ejercicios conjuntos?. La consulta fue un éxito, votando 2.552.358 personas, y con un resultado del No muy alto para las tres preguntas (primera, 96%; segunda, 88%; tercera, 97%; en base al 96,66% de las mesas escrutadas).
Aunque muchos jóvenes se habían apartado, volvieron a la organización “… porque era algo puntual” (Javier, entrevista). Es decir, la consulta popular presentaba un objetivo concreto, mensurable en sus resultados, donde su participación sería verdaderamente valorada. Como dice Luciana,
Es como una causa común para organizar algo en concreto, que era la Consulta y donde se necesitaban todas las manos. Y en ese momento reflotó un montón de gente que hace un año que no veía. Pero que apareció para militar por la Consulta (entrevista).
Aunque la mayoría no volvió a participar una vez terminada la actividad, se siguen considerando parte de ATTAC y son activistas vinculados mayormente por la Internet (mandan correos electrónicos, documentos, debaten en los grupos electrónicos) pero no van a las reuniones del Comité de Coordinación. Están “vinculados”, y si los necesitan –como mostraron- seguramente estarán para ayudar.
Este ejemplo nos muestra, además de que la participación debe ser considerada en diversos tipos y alcances, que los jóvenes no consideran su activismo como un deber, sino que como un compromiso provisional, donde la “fidelidad” es más bien a la “causa” que a las organizaciones. Es decir, el individuo y el desarrollo de su biografía (como activista y en su vida en general) tiene preeminencia sobre la lealtad “ciega” a una organización. Sólo se sostendrá la participación diaria si en ésta, como en los casos de Luciana y Javier, existe simultáneamente un enriquecimiento personal (en éstos casos, profesional) y la sensación de aportar algo a la organización o la “causa”. En otras palabras, si la participación es parte del realizarse biográficamente.
sciences sociales, sciences politiques, sociologie, jeune, participation populaire, mouvement social, société civile
, Argentine
La jeunesse en mouvement : formes de participation politique des jeunes
Esta ficha está tan disponible en francés: L’engagement des jeunes au sein d’ATTAC Argentine
Livre ; Articles et dossiers ; Entretien
Personas entrevistadas: Luciana y Javier, jóvenes activistas de la red ATTAC de Argentina
GHIMIRE K. (2005) “Los movimientos sociales globales contemporáneos. Propuestas emergentes, implicaciones de desarrollo y conectividad”, Conflictos Globales, Voces Locales, Núm. 1, Buenos Aires.
KECK M. y SIKKINK K. (1998) Activists beyond Borders. Advocacy Networks in International Politics, Cornell UP: Ithaca.
MERINO S. (2001) La Tasa Tobin. Tres años de historia, ATTAC Argentina – Peña Lillo – Ediciones Continente: Buenos Aires.
MERINO S. (s/f) “ATTAC y la Tasa Tobin, un movimiento y un impuesto de alcances mundiales”, ATTAC Argentina, edición electrónica: www.attac.org/argentina.
ROSSI F. (2005a) “Aparición, auge y declinación de un movimiento social: las asambleas vecinales y populares de Buenos Aires, 2001-2003”, European Review of Latin American and Caribbean Studies, Núm. 78, Ámsterdam.
ROSSI F. (2005b) “Crisis de la República Delegativa. La constitución de nuevos actores políticos en la Argentina (2001-2003): las asambleas vecinales y populares”, América Latina Hoy, Núm. 39, Salamanca.
SIKKINK K. (2003) “La dimensión transnacional de los movimientos sociales”, en Elizabeth J. (ed.), Más Allá de la Nación: las Escalas Múltiple de los Movimientos Sociales, Libros del Zorzal: Buenos Aires.