El sistema de transporte público de Santiago se apresta a una revolución inspirada en el modelo colombiano.
Carolina Andrea NECULHUEQUE RIVERA
08 / 2005
A Santiago le hace falta un cambio, de eso no hay dudas. Y lo que los usuarios constatamos hace mucho tiempo, el gobierno recién lo vio hace unos tres años, cuando partieron las propuestas para generar un nuevo plan de transporte. Las micros amarillas y los paraderos diferidos hace tiempo que no son suficientes ante la demanda de movilización de una ciudad cada vez más gigantesca. Debido al crecimiento de comunas alejadas como Huechuraba, Puente Alto o San Bernardo, los antiguos pueblitos son ahora enormes comunas con muchas viviendas sociales y un transporte que no da abasto.
Esperar entre media y una hora no es extraño, ir en un bus lleno, demorarse el doble de lo normal o tomar varios buses para llegar al trabajo, tampoco. Por estas razones, muchas personas optaron por el auto propio. Se produjo, a su vez, el crecimiento del parque automotriz lo que se tradujo en más atochamientos. Y es que muchas familias prefirieron endeudarse antes que andar en micro.
De acuerdo a la Encuesta de Origen y Destino de viajes, EOD, Santiago tiene poco más de un millón de hogares donde viven casi 5 millones de habitantes repartidos sobre una superficie de 55.000 hectáreas. Un 10% de esta superficie está destinada a vialidad urbana, constituyendo el uso de suelo público más importante. La densidad promedio de habitantes en la ciudad resulta ser de unos 90 habitantes por hectárea (hab/há). Este promedio puede ser considerado bajo, pero tiene una gran variabilidad. En comunas de altos ingresos (Vitacura, Las Condes) la densidad es de 25 hab/há, mientras que en las comunas de menores ingresos la densidad varía entre casi 160 hab/há (San Joaquín) a más de 220 hab/há (Lo Espejo).
El parque vehicular actual de Santiago es de unos 650 mil vehículos particulares, 40 mil taxis y casi 10 mil buses. Con esto, la tasa de motorización, o sea, el número de automóviles per capita, es de 0.1 vehículos por habitante o 0.5 vehículos por hogar. No obstante, aquí también existe una gran dispersión de valores según el ingreso comunal. Es así como, en promedio, en Vitacura (ingreso alto) hay alrededor de 2 autos por hogar y en La Pintana (ingreso bajo) sólo 1 de cada 20 hogares dispone de automóvil.
El sistema de transporte público de Santiago ofrece amplia cobertura, permitiendo a los usuarios llegar de un punto a otro prácticamente sin trasbordos. Asimismo, los tiempos de espera en los paraderos son bajos, alcanzando un promedio medido del orden de 4 minutos.
Sin embargo, la red de recorridos es deficiente, el largo de éstos es excesivo y el tamaño uniforme de los buses no guarda relación con la demanda en los distintos sectores. En la periferia, los buses están sobredimensionados, en tanto en el sector céntrico y en horas punta, se requieren buses de mayor tamaño. Todo ello ocasiona una baja tasa promedio de ocupación.
La propiedad atomizada de las micros, no permite lograr economías de escala, incentivando la competencia por el pasajero dentro del mismo recorrido, lo que atenta contra la seguridad de los usuarios.
El transporte público está asociado a altos niveles de congestión y contaminación. De hecho, aunque representa un 1.35% del parque automotriz y un 13.7% de los viajes motorizados de la región, es responsable del 50% de las emisiones de material particulado respirable y 43% de los óxidos de nitrógeno, precursor de ozono, los dos problemas más importantes de contaminación atmosférica que presenta Santiago.
El Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Telecomunicaciones, estima que Transantiago, su proyecto estrella, producirá una significativa baja en los actuales niveles de contaminación atmosférica y acústica de la ciudad. Esto, debido a que disminuirá al menos en un 20% la flota global de buses (1.300 unidades menos) y en cerca de un 30% el número de kilómetros recorridos; se incorporarán tecnologías con estándares más estrictos en lo que respecta a las emisiones de los motores; comenzarán a circular vehículos con tecnologías más limpias e ingresarán al mercado combustibles menos contaminantes.
Además, el uso de una tarjeta inteligente y la supervisión del sistema a través del Centro de Información y Gestión de Transantiago reducirá los tiempos de espera y las paradas innecesarias.
El compromiso de reducir un 75% del material particulado emitido y de un 40% de óxidos de nitrógeno, que se estipula en las metas ambientales del Plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica para la Región Metropolitana (PPDA), serán sobrepasadas ampliamente por Transantiago, afirmaron las autoridades de Transportes, la Corporación Nacional del Medio Ambiente CONAMA e Intendencia Metropolitana, al explicar la importancia del factor ambiental en la implementación del Plan, que se traducirá en una significativa mejora en la calidad de vida de los habitantes de Santiago.
Asimismo, se reestructurará la red de servicios de los buses y de la forma en como éstos operan, cambio estratégico que corregirá la superposición de recorridos, que es uno de los problemas fundamentales del sistema actualmente vigente. Con Transantiago todos los actores operarán en forma complementaria y bajo un sistema de tarifa integrada, lo que busca revertir la tendencia a la baja de la participación del transporte público en el sistema de movilización de la ciudad (59% de los viajes, según EOD 2001), o al menos mantenerla.
Transantiago es la adaptación del modelo colombiano de transporte a la realidad chilena. Transmilenio fue el proyecto que cambió la forma de transportar al 80% de la masa total de la fuerza activa que habita en Bogota, Colombia.
Bogotá es una ciudad con una población y una partición modal, que es la forma cómo se reparten los viajes diarios en los diferentes modos de transporte, similar a Santiago, (cabe hacer presente que el año 1991, el 72% de los viajes era en locomoción colectiva) y un ingreso per cápita equivalente a la mitad del de Chile.
Actualmente, Bogotá cuenta con aproximadamente 40 kms. de rutas troncales y espera llegar a 388 kms el año 2016. Adicionalmente, Transmilenio efectúa 800.000 de los 5 millones de viajes de la ciudad de Bogotá y espera en el futuro llegar a cubrir 1.5 millones de viajes.
Transmilenio, empresa pública de un consorcio de municipalidades, planifica, gestiona y controla el transporte público de Bogotá. Su infraestructura es suministrada por el Estado (rutas troncales, estaciones, patios y talleres, puentes peatonales, terminales de integración y un centro de control) y la operación y recaudación es entregada por el sector privado.
Su aplicación ha revalorizado los predios adyacentes a las rutas troncales y reducido notoriamente los niveles de delincuencia. A su vez, los tiempos promedio de viajes han disminuido en un 32%, y en un porcentaje similar los niveles de ruido y contaminación atmosférica. Adicionalmente, el sistema es económicamente sostenible. De hecho, el proyecto presenta una tasa interna de retorno, TIR, de un 61%.( ésta es la rentabilidad efectiva en términos anuales que obtiene un inversionista que posee un bono u otro instrumento financiero desde la compra hasta su liquidación.)
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, Chili, Amérique Latine, Santiago du Chili
Intégration régionale au Chili, Colombie et Mexique
A pesar de todas las ventajas mencionadas, existen voces disidentes al proyecto, específicamente la Asociación Gremial Metropolitana de Transportes de Pasajeros, Luis Alegría, su secretario señala que “nunca hubo una conversación con nosotros, sobre esto se ha mentido sistemáticamente. Hemos pedido reuniones a las autoridades, pero nos mandan a hablar con un oficinista de tercer orden. Nadie con jerarquía atiende nuestras propuestas”. Aunque acepta el hecho de que se debía realizar una modernización en el trasporte público, califica este plan como tardío porque Santiago ya se extendió sin planificación lo que dificultará la implementación del proyecto.
La integración regional, en este caso, se realiza a través de una transferencia tecnológica de un modelo de trasporte urbano altamente eficiente implementado en un país de la región. Esto, junto con estrechar los lazos de cooperación demuestra que no siempre es necesaria la participación o intervención de países desarrollados en proyectos de transferencia tecnológica, ya que, quizás desde una situación mucho más precaria, los países de la región han sido capaces de transmitir iniciativas innovadoras y exitosas.
Es claro que con el fenómeno de la hiperurbanización en América latina, nuestras ciudades son cada vez menos acogedoras, y el problema del transporte público es uno de los más importantes dentro de esta lógica. En este sentido, este proyecto es relevante por cuanto pone de nuevo en el centro a las personas y no a los vehículos (grandes protagonistas de los mega proyectos viales), procurando proveer de un servicio público de alta calidad.
Corporación Nacional Del Medio Ambiente www.conama.cl,
Encuesta Origen y Destino, Departamento de Ingeniería de Transporte , Pontificia Universidad Católica de Chile www.eod.cl, Página Oficial Transantiago www.transantiago.cl
Esta ficha fue realizada en el marco del desarrollo de la alianza metodológica ESPIRAL, Escritores Públicos para la Integración Regional en América Latina.
Entretien
Entrevista a OSORIO ARREJOLA, Francisco Enrique, Ingeniero Ambiental instituto profesional INACAP y profesor de Educación general Básica y Media, Universidad de Tarapacá; Dirección: Alvear #7520, San Ramón. Santiago de Chile
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