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Hiperurbanización en Latinoamérica

Migración rural urbana, la esperanza de un mejor porvenir

Sebastián OVIES SAAVEDRA

08 / 2005

En el transcurso del presente siglo los chilenos, y los latinoamericanos, se concentraron a vivir progresivamente en los centros urbanos. En 1907 una quinta parte de ellos vivía en ciudades de 20.000 habitantes o más, que cincuenta años más tarde albergaron a la mitad de la población del país. Esta urbanización se nutrió abundantemente de emigrantes del campo chileno, la inmigración internacional no ha contribuido al crecimiento demográfico durante el presente siglo. Fenómeno que indudablemente está asociado a la hiperurbanización de la metrópolis santiaguina.

En el periodo de 1940 a 1952, se puede decir que del crecimiento total de la población urbana de Santiago, el 49,46% se debió a la inmigración de otras ciudades del país, y sólo el 50,54% del mismo crecimiento se debió al crecimiento natural o vegetativo de la población de dicha ciudad.

Este fenómeno se encuentra estrechamente ligado al impulso de políticas de industrialización, vinculado al período de “sustitución de las importaciones”, que tendieron a concentrar a la población en los centros urbanos, principalmente en Santiago, convirtiéndose éste: en centro industrial, político y administrativo, así como mercado local y reserva de mano de obra.

Otro factor que hasta el día de hoy, sigue estimulando la migración, es la condición de vida extremadamente baja de los obreros y campesinos rurales, que sustentada por una estructura diferencial de propiedad, ha condicionado el desarraigo por sentimiento y tradición cultural.

La señora Marlene llegó a Santiago en el año 1985, proveniente de la novena región del país, la Araucanía, ubicada en el extremo sur de Chile, específicamente de Collipulli un pueblo que al igual que la localidad se caracteriza por desarrollar el sector primario y secundario de la economía del país, más específicamente, la industria silvoagropecuaria y la minería, que absorbe aproximadamente al 35% de la mano de obra activa de la región.

Esta localidad se caracteriza también por poseer una significativa población rural aproximadamente el 40%, la que vive de una economía de subsistencia (que producen a través de cosechas y la cría de animales lo indispensable para vivir) y estar constituida por un elocuente componente indígena, Araucanos, en especial en las proximidades de la Cordillera de los Andes.

Dentro de los motivos que la impulsaron a migrar a la metrópolis santiaguina, la señora Marlene señala principalmente los factores económicos, la falta de oportunidades para poder mejorar su calidad de vida, trabajos mal remunerados e inestables, la imposibilidad de poder desarrollarse académicamente, los que a la postre, según ella, reproducen un círculo vicioso del cual es imposible salir, constriñéndola en una vida indigna y sin futuro.

Desde este particular punto de vista, ella al igual que miles de chilenos, entendió a la capital como la única salida a los problemas que la afectaban. Tras enterarse que una familia de profesionales, turistas de Santiago que viajaban fortuitamente por Collipulli necesitaban de una niñera y empleada puertas adentro (dícese de las empleadas que alojan donde trabajan), sin dudarlo ni pensarlo dos veces se presentó ante estos santiaguinos y se embarcó en un sueño que en su momento prometía un futuro esplendoroso.

Al llegar a la capital empieza a descubrir un mundo nuevo, una mega ciudad atestada de gente, donde los vínculos afectivos a los que ella estaba acostumbrada se diluyen, donde la desconfianza y el egoísmo rigen las relaciones sociales, donde el sujeto individual no importa y la competencia por obtener dinero es descarnada. Se siente desorientada, perdida, no entiende cómo la gente puede vivir de esa forma, desea volver a su pueblo natal, pero se encuentra limitada por el compromiso que adquirió y con la única posibilidad de volver en vacaciones por periodos breves a su tan ansiado Collipulli, que la revitaliza y le da fuerzas para continuar su lucha.

Así transcurren los años hasta que en 1990 se ve afectada por un fenómeno radicalmente nuevo en su vida. Se embaraza, del que pensó sería el amor de su vida. Sin embargo, por diversos motivos queda sola. Tras ello, regresa a la capital donde en la soledad psíquica propia de la metrópolis, encuentra refugio y respaldo para enfrentar con mayor ahínco su crítica existencia.

En 1991 nace su hija Karen en Santiago, y descubre una nueva dimensión de la vida, ser madre, que a pesar de las alegrías y sueños que le produjo este hecho la llevó a vivir una nueva variable de las relaciones sociales que no le había tocado experimentar hasta entonces, producto que su horizonte de relaciones era relativamente pequeño y se encontraba limitado a la casa de sus jefes donde realizaba las labores domésticas y de cuidados de los niños. Empezó a vivir entonces la discriminación y estigmatización de su hija, primero en la extensión de los servicios sociales básicos, específicamente de salud y después en la escuela donde su hija y la propia Marlene en las reuniones de padres eran etiquetada como “huasitas” (persona propia del medio rural), rótulo que alude a la ignorancia y falta de perspicacia en las relaciones interpersonales, refiriéndose directamente a una incapacidad intelectual.

A pesar de ello Marlene, siguió luchando por el reconocimiento y aceptación de su hija, lucha que llevó a su niña a lograr una beca, que le permitió matricularse en un colegio muy distinguido de la capital. Actualmente su hija cursa segundo año medio y posee innumerables diplomas al mérito como la mejor de su generación, lo que ha significado para Marlene un premio a su esfuerzo y un estímulo mayor para enfrentar la dura vida que le ha tocado.

Marlene, hoy en día, se encuentra viviendo con su hija en una comuna del sur central de la capital, en la casa de unos primos del matrimonio que la trajo a Santiago, desarrollando las tareas domésticas y de asesora del hogar, igual que en el pasado.

La historia de esta mujer describe la situación de muchos chilenos que a consecuencia de una sociedad altamente estratificada se ven obligados a tomar decisiones radicales. Estas decisiones nacen fruto de la crítica situación económica en la que viven. Por ello, cuando migran lo hacen de forma casi irracional, que sumado a una falta de planificación gubernamental condiciona innumerables problemas sociodemográficos que afectan mayoritariamente a la población económicamente más excluida, reproduciendo su crítica desgracia.

En Chile, América Latina y el mundo la migración rural urbana ha producido innumerables consecuencias para las distintas sociedades entre las que destacan: la reformulación de las rígidas estructuras de clases, permitiendo la movilidad y asenso, tanto en el poder económico y político, de las clases medias y obreros organizados. La limitación del desarrollo económico, principalmente en las sociedades latino americanas, ya que disminuye la propensión a ahorrar, desalentando la producción agrícola y orientando los escasos recursos desde las inversiones altamente productivas hacia aquellas con una baja relación producto - capital, principalmente obras publicas. Produce, preferentemente en América Latina, la aparición de un amplio sector marginal de población, sustentada por los desequilibrios entre los niveles de desarrollo económico y urbanización de los distintos países, y causa el despoblamiento de los campos y zonas rurales, ya que las probabilidades de alcanzar un cierto grado de éxito son mayores en la ciudad.

Mots-clés

Chili, Amérique Latine, Santiago du Chili

dossier

Intégration régionale au Chili, Colombie et Mexique

Commentaire

La elocuente y manifiesta diferencia entre los modos de vida del campo y la ciudad, son pues la extensión de un mundo desigual, donde países del norte o del centro viven inmersos en una realidad totalmente distinta y relativamente cómoda en contraste con países del sur o la periferia, como Chile y el resto de Latinoamérica, que viven realidades muy heterogéneas, donde muy pocos disfrutan los placeres del mundo moderno y muchos las injusticia de esta sociedad altamente estratificada.

En este contexto, la migración campo ciudad, no planificada por el aparato gubernamental, expresa la exclusión e indiferencia propia de los países tercer mundistas, con la población rural, con desastrosas consecuencias para el conjunto del sistema social.

En América latina, la situación de la población rural es critica, en Chile por ejemplo la mortalidad infantil que se registra en estas zonas, es de casi tres veces de la que se registra en sectores urbanos; de las 120 comunas declaradas como las mas pobres,100 son rurales; tres cuartas partes de las viviendas rurales carecen de agua potable y casi la mitad de electricidad; su tasa de analfabetismo era del 14% en 1998, en comparación con el 3% de las zonas urbanas. Toda esta critica situación, sumada a la fuerte estratificación comercial, cultural y social que produce y reproduce el sistema neoliberal, claman por una reforma urgente.

La reforma agraria que se desarrollo en Chile, durante las décadas de los 60 y 70, surgió producto de la vulnerabilidad y susceptibilidad, que según los estrategas norte americanos representaba la población rural, de condicionar un estallido social que buscara reformas radicales al sistema, que les permitiera mejorar su calidad de vida, mantener una vida digna y despertar del estado de letargo, propio de las relaciones latifundistas entre terrateniente y campesino.

Hoy en día el contexto es distintos, la democracia es el paradigma dominante y el sistema neoliberal controla la actividad económica, pero la situación del campesinado rural sigue siendo la misma; la imposibilidad de estos de competir contra los grandes empresarios agrícolas, de ejercer sus derechos a una vida digna, refleja la inconsistencia de la democracia en Chile y América Latina.

Quizás una de las soluciones a este problema sea una mayor participación gubernamental en los procesos económicos del agro chileno y latinoamericano, regulando la competencia desigual entre los grandes consorcios agrícolas y los pequeños agricultores; incentivando el uso de tecnología agrícola entre los pequeños campesinos; otorgando créditos y prestaciones a los pequeños campesinos, y fomentando en las áreas rurales la creación de industrias y fuentes de trabajo, para la alicaída población rural.

Notes

Léase sobre la Urbanización, Maria Elena Ducci, Censo de Chile, Simmel: La Metrópolis y la vida mental.

Esta ficha fue realizada en el marco del desarrollo de la alianza metodológica ESPIRAL, Escritores Públicos para la Integración Regional en América Latina.

Source

Entretien

Entrevista a GONZÁLEZ ZÚÑIGA, Marlene. Asesora del hogar.

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