La difícil capitalización de las empresas campesinas

Entre las luchas que habrán de librar en los próximos años las organizaciones campesinas está el acceso a fuentes de financiamiento. El terreno ya no es el de los grandes programas de financiamiento por cultivo, cuotas de avío y regiones. Ahora el eje se ha desplazado hacia los proyectos empresariales integrales. Aún en lo relativo a la producción primaria, no habrá futuro de financiamiento si éstos no están integrados a esquemas de integración vertical. Por eso son importantes los instrumentos de organización financiera y las políticas de financiamiento.

Los sectores sociales de la economía rural, en otras partes del mundo, han logrado desarrollar instrumentos autogestivos de ahorro y crédito, lo que les ha permitido mejorar los términos de integración con la economía en su conjunto. El ahorro y el crédito permiten integrar circuitos de financiamiento para las actividades productivas pero también para las ligadas al consumo y al bienestar social; se articula un esquema de reciclamiento de recursos en la región, con mejores términos de intercambio y mayor competencia en el acceso a recursos para el desarrollo regional.

El desarrollo, por ejemplo, de Uniones de Crédito, permite conjuntar las fuerzas de negociación para el acceso al financiamiento de fomento, pero también posibilita incidir en la introducción de paquetes tecnológicos y en la desincentivación de otros, permite organizar la comercialización como una fase de continuidad a la producción; permite impulsar empresas de transformacióny la mejor integración de servicios adicionales como la asistencia técnica, el seguro agropecuario, el servicio de garantías. Las Cajas de Ahorro permiten desarrollar una fuerza de capitalización, para reciclar en pequeños préstamos no productivos ligados más con el consumo, la vivienda la salud y la convivencia social.

Por el lado de las políticas y la intervención del Estado, se requiere mantener la banca de fomento pero a través de un cambio radical de su organización. Deben exigirse canales únicos de integración y negociación de las diversas opciones de financiamiento, eliminando la atomización del crédito de fomento. También las formas de operación deben ser sustancialmente transformadas a través de la transformación de Banrural y FIRA en un sistema de bancos locales en esquema de asociaciones accionarias con las organizaciones económicas locales. A nivel nacional debería establecer un organismo de control normativo y de políticas de operaciones así como un integrador de esquema de fondeo. Pero además se requiere un nuevo marco legal que garantice un marco de desarrollo ad-hoc para los organismos financieros de base, una Ley de Organismos de financiamiento rural.