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diálogos, propuestas, historias para una Ciudadanía Mundial

Incompatibilidad entre lógica capitalista y diversidad

Gerardo ALATORRE

01 / 1994

Salvo en las propuestas conservacionistas a ultranza, la cuestión ambiental se articula indisolublemente con los desafíos de la reproducción económica y social. La producción, el consumo y la convivencia humana son partes sustantivas de los sistemas de interacciones socio-ambientales. Por eso las prácticas orientadas a mantener o restaurar equilibrios naturales tienen que asumir la existencia de agentes sociales portadores de acendradas racionalidades.

Está de moda decir que las leyes de la natu raleza no se pueden violar impunemente. Debemos recordar que tampoco las de la economía se pueden transgredir. Para reformar los comportamientos ambientalmente suicidas, es necesario tomar muy en serio la racionalidad de los actores. Lo otro sería ambientalismo utópico.

La lógica de la ganancia ha sido el principal agente ecocida de los últimos doscientos años. El modo de producción que deja la iniciativa del crecimiento en la compulsión acumulativa del capital, que delega en el mercado la asignación de los recursos productivos y que identifica el bienestar con crecientes cuotas de consumo es, sin duda, depredador por naturaleza.

El sistema capitalista sólo despliega sus indudables virtudes en el ámbito de la homogeneidad. Un mundo inundado de clases de mercancías iguales que se venden a precios iguales porque se producen a costos iguales, con iguales tecnologías es el paraíso de la lógica del mercado.

En cambio donde dominan la heterogeneidad y la desigualdad, la maquinaria capitalista rechina. Es ahí donde el mercado no funciona como asignador racional de recursos, y la agricultura es precisamente el reino de la heterogeneidad.

En nombre de la regulación automática por el mercado, el capital emprendió de antiguo una gran campaña igualadora, una cruzada planetaria para desfacer disparidades socioculturales y para emparejar la diversidad natural. En esta tarea descomunal y por fortuna imposible, la economía de la libre empresa y sus paquetes tecnológicos atentaron severamente contra la pluralidad cultural y la biodiversidad. Hoy la inútil pretensión homogeneizante ha tocado fondo y el propio sistema está teniendo que reconocer su histórica ceguera ambiental.

No basta pagar el costo de reposición de los recursos. La clave de la cuestión está en asumir que la diversidad natural y social son premisas de la civilización humana, que invalidan las pretensiones homogeneizantes tanto del mercado irrestricto como de los paquetes tecnológicos universales.

La ciega compulsión acumulativa del capital es culpabl e de ecocidio. Sin embargo, hoy no pueden plantearse políticas ambientales serias sin tomar en cuenta su impacto en la rentabilidad de las empresas y en la capacidad social de acumulación y, por tanto, sin considerar su factibilidad económica dentro del orden realmente existente.

Palabras claves

capitalismo, campesino, agricultura campesina


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Notas

Tomado de la exposición de Armando Bartra en el Taller sobre Políticas hacia una Agricultura Campesina Sustentable. México D.F. 2-3 de julio 1993. Taller organizado por RIAD-México: CECCAM, CNOC, UNORCA y GEA/Progama PASOS.

Fuente

Actas de coloquio, encuentro, seminario,…

BARTRA, Armando, 1993 (MEXICO)

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