La faim, une réalité quotidienne dans les pays africains -2-
Martha Patricia BARRAGAN SOLIS
08 / 2000
El hambre y la miseria que se viven en muchas de las naciones africanas, empujan a los propios padres a ’donar’ a sus hijos al ejército por quienes reciben un pago o pensión mensual por el tiempo que dure el conflicto hasta que muera a consecuencia del mismo.
Por su vulnerabilidad, en muchos casos los pequeños se convierten en herramientas ideales para el espionaje y en personal para el mantenimiento de los cuarteles.
Los infantes trabajan en la cocina, como mensajeros, cargadores y sirvientes particulares de los altos mandos militares, aunque, de necesitárseles, participan directamente en los combates para lo cual sólo reciben un pequeño adiestramiento.
A pesar de que el trato hacia los niños en los ejércitos es el de cualquier adulto, los sueldos de los menores son mucho más bajos que los de los de mayor edad.
Para ayudar al sustento familiar, actualmente, tres de cuatro niños africanos trabajan directamente en todo el sistema productivo, así sea en la agricultura, la industria, la artesanía, los mil y un oficios de la calle, la confección, la compostura, por mencionar algunos.
La temprana inserción a los campos de trabajo ha elevado a cuatro millones el número de pequeños entre seis y 11 años que no asisten a la escuela.
En Africa sudsahariana, casi 30 por ciento de los de esa edad no reciben educación.
El tráfico de drogas y armamento se ha convertido en otra actividad remunerable para los sectores más pobres del continente. En esta actividad participan tanto menores como adultos.
El gigante nigeriano -como lo describe el diario francés Le Monde-, es uno de los países del continente que recibe menos ayuda del exterior pues, gracias al dinero del petróleo, ha sabido preservar una independencia política real con la que puede desafiar a la comunidad internacional y apoyar los tráficos ilícitos.
En las últimas seis décadas, Africa ha padecido varias calamidades, como la colonización, la segregación racial, las tiranías militares y las guerras civiles.
Todas ha contribuido a sumir al continente negro en una región donde el paisaje natural son las hambrunas.
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Es necesaria la creación de una instancia a nivel internacional que decrete una ley en la cual sea una obligación de los gobiernos que exista alimento accesible para todos lo pueblos y que aquel país que no cumpla se sujete a sanciones efectivas. En el caso México se han formulado iniciativas de leyes al respecto ’El derecho a la alimentación’ : hasta el momentona no se ha aprobado.
Artículos y dossiers
El Financiero, 1998/10/00 (México)
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