I. Los antecedentes y la propuesta de Modelo de Desarrollo Sustentable
04 / 1998
La complejidad de la problemática rural requiere, a todos los niveles y comenzando por los propios campesinos y sus organizaciones, de una profunda reflexión de cara a las experiencias pasadas y la nueva coyuntura que hoy se vive. Son dos los problemas fundamentales que hoy enfrenta el movimiento campesino: la inexistencia de una estrategia para reconstruir una "vía campesina" como alternativa al modelo neoliberal impuesto y la construcción de una gran convergencia organizativa que tenga como sustento básico la organización comunitaria y la regional.
Los ciclos de la organización campesina
Las luchas en torno a la producción empiezan desde los años ochenta. En una primera etapa, las demandas eran acceso al financiamiento, mejores precios de garantía, abasto de insumos y mercancías, dotación de servicios, aspectos agrarios, etc. Poco a poco, se plantea buscar mecanismos que bloqueen la fuga de los excedentes. Se inicia así la construcción de instancias propias de financiamiento, de comercialización, de abasto, etc. Se avanzó hacia una especialización por ramas productivas y hacia la integración vertical del ciclo productivo.
Algunas organizaciones lograron cierta consolidación como empresas campesinas. No obstante, la falta de actualización así como la incapacidad para adoptar las nuevas prácticas empresariales que los mercados inducían y la falta de previsión para ir construyendo esquemas financieros no fincados en la dependencia externa, las hizo entrar en crisis. De esta forma la efímera etapa de empresarialización campesina sólo dejó saldos negativos: empresas en quiebra, degeneración de dirigentes, y lo peor, la desfiguración del tejido organizativo que durante muchos años se construyó.
El proceso organizativo de los cafeticultores: Un caso ilustrativo
El sector cafetalero ha sido uno de los más dinámicos en lo que respecta a la actividad agropecuaria del país. En su momento, el INMECAFE constituyó uno de los modelos de empresa paraestatal capaz de integrar todas las fases del proceso productivo, incluido el financiamiento, la comercialización y la organización misma de los productores. Con la caída de precios y los cambios en las políticas macro, el Estado se retira.
Emergen de esta forma un sinnúmero de organizaciones que en principio toman la forma de movimientos por demandas inmediatas tales como: mejores precios, acceso a financiamientos, desburocratización de los mecanismos de exportación. Y, poco o poco, al calor de las movilizaciones, las dirigencias campesinas empiezan a concebir la necesidad de contar con formas organizativas permanentes y de incursionar de manera directa en los procesos de beneficiado y comercialización.
Se logró una mejor integración vertical del proceso productivo. Además, para poder realizar gestiones conjuntas, se crearon espacios amplios de convergencia a nivel nacional, surgiendo así distintas figuras organizativas regionales, estatales y nacionales. El surgimiento de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC)viene a inaugurar nuevas formas de coordinación.
El Estado se limitó a observar este creciente proceso y en el mejor de los casos, propicionarle espacios de participación y expresión. Gracias a la convergencia de propuestas entre las organizaciones, se lograron impulsar nuevas formas de actuación de los programas gubernamentales, desde la planeación coordinada con los productores, la ejecución de proyectos, hasta el seguimiento; se logró inclusive un subsidio para todos los productores, el cual por cierto benefició a los que más tienen, además de créditos blandos que gracias a la cultura del no pago fueron matando a la gallina de los huevos de oro. Todo ello ya es historia y lo real es que no se generó ningún impacto estructural y las organizaciones y sus agremiados se encuentran cada vez en peores condiciones.
Existe un Consejo Mexicano de Café con sus respectivos contrapartes en los estados cafetaleros y hasta consejos regionales en los cuales se impulsa la participación de las organizaciones. No obstante, la actividad básica de estas instancias se limita a organizar las demandas y la administración de repartos o pequeños apoyos. No ha recibido atención la comercialización.
Las organizaciones regionales que en su momento lograron desarrollar experiencias exitosas en los diversos ámbitos del proceso del café, entraron en franca crisis a partir de las drásticas fluctuaciones de los precios, las limitantes para acceder al financiamiento y, la dificultad para actualizarse frente a las nuevas señales del mercado. Las pocas que sobreviven deben su existencia a la ventaja comparativa de su cercanía con funcionarios que operan bajo prácticas clientelares o bien, a su habilidad para relacionarse con fuentes financieras externas y a navegar en los espacios limitados del mercado alternativo y la solidaridad que ello genera.
A pesar de todo ello, existen a nivel regional diversas experiencias de trabajo a pequeña y mediana escala, que han sabido sobrevivir combinando la captación de algunos apoyos gubernamentales, fortaleciendo y refinando sus prácticas organizativas y un poco de audacia para incursionar en los mercados.
Las organizaciones de cafeticultores pueden retomar el escenario y avanzar. De entrada debieran recomenzar por colectivizar sus experiencias y relaciones en aspectos tan comunes como la comercialización para poder potenciar las acciones que cada una realiza; a partir de aquí configurar de manera práctica un conjunto de conceptos de nuevo tipo para abordar los diversos aspectos que competen al sector y comenzar con ello a generar efectos multiplicadores.
Lo anterior apunta a un Modelo de Desarrollo Cafetalero Sustentable y Autogestivo que permita reactivar de manera creciente la economía de los campesinos que dependen de ésta actividad.
Modelo de Desarrollo Sustentable: una propuesta
Los mercados han impuesto dinámicas en donde oferta y demanda se convierten en la primera ley de la naturaleza -aquella que plantea la supervivencia de los más aptos-. La agricultura campesina se encuentra en grave riesgo de sucumbir. Sobrevivirán aquellas organizaciones que se actualicen frente a la nueva coyuntura y asimilen nuevas actitudes que les permitan una mayor eficiencia, rentabilidad y competitividad.
Con base en lo anterior, y la sistematización de otras experiencias nacionales e internacionales, proponemos buscar modelos de desarrollo apropiados a cada realidad; esos modelos deben considerar al menos tres espacios básicos: lo económico, lo político y lo social.
Desde la óptica campesina, la búsqueda de modelos de desarrollo sustentables, más que un problema de definiciones, es una cuestión de supervivencia.
movimiento campesino, retiro del estado, financiamiento, ONG, agricultura, café, organización campesina
, México, Costa Grande, Guerrero
Ponencia presentada en el Encuentro-Seminario "Medio Ambiente, Economía Campesina y Desarrollo Sustentable: Éxitos, Fracasos y Perspectivas". Oaxaca, marzo de 1998.
Actas de coloquio, encuentro, seminario,…
GARCIA JIMENEZ, Arturo, LA RASA S.C., 1998/03 (México)
GEA (Grupo de Estudios Ambientales) - Allende N°7 Col. Sta.Ursula Coapa. México D.F. 04650 MEXICO - Tel: 56 17 90 27, 56 17 29 87 y 56 19 28 92 - México - www.gea-ac.org - gea (@) laneta.apc.org