04 / 1998
Las mujeres empresarias en Oaxaca son predominantemente indígenas y viven en condiciones de alta marginalidad. La mayoría de sus organizaciones funcionan de manera casi informal ya que la mayoría no cumplen con la reglamentación oficial y con las obligaciones tributarias. Por encontrarse fuera de procesos productivos y de comercialización permanentes no suelen efectuar los trámites correspondientes.
Las organizaciones de mujeres que aparecen recientemente- 10 años las primeras-, han abierto un espacio diferente al comunal: el de los pequeños grupos al interior de la comunidad alrededor de diferentes proyectos productivos , de servicios, culturales etc., los cuales están provistos de mayor libertad para expresarse y decidir.
El éxito o fracaso depende por una parte de la dinámica productiva que le imprime el tener un mercado seguro, una administración eficiente y controlada colectivamente y una asesoría permanente de calidad y adaptada a las diferentes etapas por las que atraviese la empresa.
Consideramos que la subjetividad, es decir la identificación entre las participantes, es fundamental. No ocurre lo mismo con los programas que buscan reunir grupos numerosos siguiendo el esquema de las organizaciones de hombres cuya legislación está perfectamente definida por ley, y donde las estructuras comunitarias o ejidales han definido el número y dinámica de las organizaciones.
Las organizaciones de mujeres, aunque están influenciadas culturalmente por la dinámica de las organizaciones masculinas, y aunque reflejan los intereses de clase y poder, tienen sus propias formas de lucha internas y sus propias formas de manifestarlas y enfrentarlas. Las historias personales de una comunidad permean la cotidianidad de las mujeres y más si se encuentran compartiendo el mismo espacio. El reconocimiento de estas contradicciones y el manejo respetuoso de las mismas es un elemento fundamental a considerar. Nuestra propuesta es que las mujeres decidan con quién trabajar siguiendo esquemas subjetivos, afectivos. Es el compartir los mismos ideales y la afinidad de caracteres lo que marcará el número de participantes de cada grupo, objetivos, etc. Cuando esa parte subjetiva está cubierta es posible adaptar cualquier proceso productivo y administrativo sin dificultad y así el aspecto legal se adapta fácilmente a las condiciones reales de la organización; número de socias, objeto de la organización, estatutos etc.
No nos resulta fácil a las asesoras abordar en las comunidades la cuestión de la participación de las mujeres. Nos parece que hay que evitar establecer parámetros de participación ideal de la mujer en general tomando como punto de referencia los esquemas de comportamiento urbano o ciertos esquemas ideales del comportamiento humano. Es necesario tomar en cuenta que las sociedades indígenas establecen esquemas de comportamiento y valores sociales no equiparables con sociedades de corte europeo o cultura de ciudad.
Sin magnificar o idealizar ni uno ni otro, se descubre que las formas de participación de las mujeres en las comunidades indígenas oaxaqueñas en su comunidad se manifiestan de dos formas: una forma abierta cuando se trata de las mayordomías o fiestas de corte religioso para veneración del santo patrono, en las comidas comunitarias y festejos, elaborando los alimentos que habrán de ingerir todos los habitantes de la comunidad, y en diferentes comités de salud, vacunación, limpieza. La forma cerrada de participación de las mujeres se manifiesta en la influencia que ejercen desde la cocina, opinando sobre la política, sobre los candidatos ideales para los cargos y sobre los acontecimientos más sobresalientes de la comunidad, ejerce desde ese espacio, influencia sobre los hombres de su familia.
Sin la intención de querer transformar esta situación mi trabajo se enfoca a promover la construcción de espacios abiertos de participación de la mujer por ella misma, es decir que tenga la opción de ejercer su poder como individuo en la sociedad por ser un principio de justicia que todo ser humano debe reivindicar.
Sin embargo mi visión como asesora de empresas de mujeres en esquemas de justicia y equidad para las mujeres y mi lucha propia como mujer, se topa con una sociedad que privilegia la participación de los hombres sobre las bases de criterios sexistas ya que este aspecto biológico determina socialmente la preponderancia de un género sobre otro. Me interesa luchar por la igualdad de oportunidades en todos los ámbitos de la sociedad.
No pretendemos que las mujeres reproduzcan los deseos de quienes trabajamos con ellas, sino impulsar el ejercicio en la toma de decisiones de las mujeres. En las instancias de participación y decisión de la empresa las mujeres deciden y enfrentan los problemas y discuten sobre las políticas de sus empresas tanto internas como externas.
La movilización casi diaria de las representantes para la resolución de problemas de la empresa las obliga a una práctica de relaciones públicas y toma de decisiones muy intensa , aunada al carácter rotativo anual de los puestos directivos y que les brinda un nivel de capacitación muy intenso.
La asesoría ha contemplado como fundamental este aspecto con la intención de generar prácticas de autogestión que fortalezcan la confianza de las mujeres en sí mismas enfrentando en la práctica lo que significa dirigir una empresa.
El trabajo con las empresas de mujeres nos ha llevado a concluir que en torno al trabajo económico exitoso las mujeres logran un lugar de mayor respeto y cambios al interior de su familia como el compartir con los hombres de la familia la responsabilidad de las labores domésticas, la libertad para movilizarse y ejercer su papel de directivas y administradoras. En la comunidad y a nivel regional se ha ganado el respeto de autoridades hombres y de organizaciones de mujeres que les consultan sobre su experiencia como organización, como empresarias y como mujeres. Estos espacios ganados pueden verse como grandes avances o como sobrecargas de responsabilidades para las mujeres o en su defecto como libertinaje y falta de respeto a la familia, dependiendo de la posición con respecto a la situación de la mujer que se adopte.
La participación organizada, el éxito económico y el ejercer la dirección de una empresa por pequeña que sea le permite a la mujer campesina un cambio favorable a partir de su situación marginal o de "participación cerrada" o de trabajo "fantasma" como le llama Iván Ilich al trabajo femenino no valorizado por la sociedad moderna.
En el futuro, esta experiencia habrá cumplido sus objetivos si permite que las nuevas generaciones (hijas y nietas de las actuales empresarias)cuenten con mayores opciones de vida y participación social que las de sus antecesoras y que este ejemplo y esfuerzo comunitario de mujeres cunda en la región y en las comunidades.
ONG, participación de las mujeres, mujer, trabajo de las mujeres
, México, Oaxaca
Ponencia presentada en el Encuentro-Seminario "Medio Ambiente, Economía Campesina y Desarrollo Sustentable: Éxitos, Fracasos y Perspectivas". Oaxaca, marzo de 1998.
Actas de coloquio, encuentro, seminario,…
CALLEROS COLONI, Martha Lilia, ASETECO, A.C. Programa Mujer, 1998/03 (México)
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