Las ONGs en el campo mexicano

Las ONGs comienzan a partir de un imperativo ético en favor de los más pobres, enfocándose a la lucha contra ese fenómeno y en la búsqueda de un cambio en las relaciones sociales para buscar mayor justicia, todo esto lejos del Gobierno. Destaca la mística de servicio y el humanismo en esta tarea.

Esta última idea se ve soportada por la búsqueda del desarrollo del "campesino", NO del campo, lo cual implica una toma de posición en favor del más pobre y un poco en un sentido diferente al del "desarrollo rural".

En estas primeras etapas, el trabajo del promotor (de una ONG), iniciaba por tener una cercanía con personas bien identificadas (no organizaciones)en cuyo ambiente se insertaba para lograr una comprensión desde abajo y NO hacia abajo y vivía un acompañamiento del procesos, una cercanía con los campesinos y con su ambiente, con sus familias, sus costumbres, su cultura e incluso sus vicios y sus carencias.

En ese transcurrir, surgían proyectos (Investigación permanente y cualitativa)en los cuales el promotor se insertaba con una actitud abierta al servicio de la gente. Esta actitud de servicio se volvía un compromiso "personal".

Ha habido una evolución desde un compromiso personal hacia un compromiso con las organizaciones. La investigación que tiene lugar bajo este concepto está orientada a la acción, solución de causas y no de efectos, a una praxis permanente cuyo resultado implica la transformación de la realidad y no un reporte de investigación.

El proceso que está transcurriendo evidencia que el promotor que se describe anteriormente comienza a volverse un Investigador que en vez de buscar cambios en la realidad que lo rodea, comienza a sólo describirlos. Este fenómeno hace que se pierda capacidad de respuesta por parte del promotor (ahora investigador), que deje de innovar y que tienda a burocratizarse.

Aunado a esto, las Organizaciones, junto con sus promotores, comienzan a sufrir cambios paulatinos; su tradicional agilidad para actuar, su falta de burocratismo, su eficiencia en el manejo de los recursos, se empiezan a ver asediadas por una presión del estado, generalmente de tipo legal y más puntualmente en materia fiscal.

Esta situación, que de alguna manera cambia el entorno "no legal" por uno "legal", implica varios riesgos. Ante estas presiones, muchas ONGs han tomado la disyuntiva de volverse institucionales, con el grave riesgo (ahora se ve también ya como una realidad)de volverse burocráticas y perder su más alta cualidad.

Junto con esto, las fuentes de financiamiento (gubernamentales y privadas)también están empujando en el mismo sentido a las Organizaciones Civiles, empujándolas de tal forma que su dinamismo sea enfocado hacia las fuentes financieras e incluso a verse entre ellas perdiendo de vista sus bases y sus relaciones con ellas. En esta maraña de requisitos de todo tipo se vislumbra una desmovilización de las ONGs bien planeada.

Bajo estas premisas, todas las organizaciones pequeñas (en Latinoamérica son la mayoría)tienen la gran dificultad de cumplir con todo el esquema burocrático que se les presenta tanto para operar como para obtener fuentes de financiamiento y por lo tanto se ven seriamente amenazadas.

Ante estos complicados escenarios, la forma en que las Organizaciones Civiles pueden seguir operando sin dejar de lado sus principios (o al menos sin olvidarlos), implica varios caminos.

La integralidad se ve como algo que puede dejar de ser operativo y la tendencia es más hacia la especialización, la relación entre organizaciones adquiere tres matices: una obligada en torno al marco jurídico y fiscal; una necesaria, relacionarse entre ellas con una colaboración temática permanente, establecer sinergias; y una conveniente, en el nivel regional.

Sin embargo también esto implica un riesgo que actualmente estriba en los altos costos que significan estas relaciones.

La formación de "redes", se ve propiciada incluso por las financiadoras ("es más fácil obtener financiamiento para formar una x red, que para proyectos de base").

Las perspectivas son difíciles, las presiones legales, fiscales, de requisitos por las financiadoras, la retracción de montos en financiamientos y la burocratización de las estructuras son algunas de las amenazas que implican un verdadero reto de sobrevivencia y ante el cual las organizaciones deben de tomar acciones INMEDIATAS y acertadas.