Silos artesanales para el almacenamiento de granos en San Dionisio-Nicaragua

En 1988, la ONG PRODESSA inició un proyecto de investigación y desarrollo en la cuenca de San Dionisio, Matagalpa, Nicaragua, con el objetivo de apoyar las iniciativas del campesinado a elevar su nivel de vida, por medio de una metodología participativa.

Uno de los principales problemas planteados por los pequeños productores fue la falta de medios adecuados para el almacenamiento en sus fincas de la producción de granos: solo disponían de sacos o bolsas, que eran fácilmente atacados por insectos y roedores, lo cual les ocasionaba altas pérdidas de almacenamiento.

Mediante un proceso de discusión con los campesinos se elaboró una solución técnica y organizativa: la fabricación artesanal de pequeños silos que se distribuyeron entre los productores, a un precio favorable.

Los aspectos técnicos de los silos se explican a continuación: se construyen con láminas de zinc lisas, armadas en un cuerpo cilíndrico, y soldadas herméticamente con estaño. Las herramientas necesarias para su fabricación son sencillas y de bajo costo: tijeras para metal, mazos, cautil de cobre, alicate, etc.

Se fabrican silos con capacidad para 18, 46, 415, 830 y 1380 Kg., el de mayor demanda es el de 830 Kg. El costo total de producción del silo de 830 Kg es de US$ 36.00 (en 1991)del cual el 90% corresponde a materiales e insumos).

Este tipo de silo, si recibe buen manejo (ubicación bajo techo y se coloca sobre una base), tiene un vida útil superior a los 15 años. Los granos (maíz, frijol, arroz)se pueden conservar en buen estado hasta por un año. Se requiere que el grano esté seco y debe aplicarse un tratamiento curativo inicial, por ejemplo, fumigación con un insecticida específico.

El éxito conseguido con este proyecto no radica tanto en el modelo de silo, elaborado hace años por la FAO, sino en la organización local que ha permitido distribuir en tres años casi 2000 unidades en la región de San Dionisio.

El Proyecto se inició en el año de 1988, con la creación de un comité "silo" en la comunidad de Susuli, el cual montó, con la asesoría de PRODESSA, un taller artesanal a nivel experimental en el cual se fabricaron varios silos que fueron distribuídos entre los productores. Hasta 1991, se habían establecido 14 talleres en la zona, que trabajan bajo la responsabilidad de comités "silos" conformados por líderes comunitarios.

Existe un proceso de capacitación de nuevos artesanos a cargo de los más experimentados y además se promueven los intercambios entre los comités con el objeto de darle difusión al proyecto. Este se ha dado a conocer fuera de la región por medio de encuentros campesinos, visitas a ONG’s, publicaciones en revistas agrícolas populares y en ferias campesinas.

En relación con los aspectos económicos del proyecto, cabe señalar que los silos se vendieron a los productores a un precio subvencionado, con el fin de facilitar su adquisición incluso por los más marginados (un silo por familia). De esta manera se logró cubrir más del 90% de las familias productoras de la zona.

En el año de 1991, el taller artesanal pasó a la fase "comercial" y vendió silos a precios de mercado. Se satisfizo, de este modo, la demanda de otras regiones y se procuró autofinanciar el proyecto.

El silo ha permitido al productor no sólo almacenar sus granos para el autoconsumo, sino una flexibilidad de su oferta en espera de mejores precios. Además, se ha demostrado que con el uso de silos las pérdidas post-cosecha se redujeron entre un 10 y un 20%.