Los procesos de deterioro de un tesoro biológico y cultural en la Sierra de Santa Marta

La Sierra de Santa Marta forma parte de la Sierra de Los Tuxtlas. En esta Sierra, se mantienen todavía, aunque discontínuas, unas 50 mil hectáreas de selvas y bosques tropicales, la mayor parte de ellos en la Sierra de Santa Marta (39 mil hectáreas). Por la amplitud de su gradiente altitudinal (desde el nivel del mar hasta los 1750 metros), la Sierra posee, en una superficie relativamente reducida (1,200 km²), una variada gama de condiciones climáticas y de suelos que favorecen la diversificación de la flora y la fauna. Hasta hace 40 años, diferentes tipos de selvas y bosques se extendían desde la costa hasta las cimas de los volcanes, de manera ininterrumpida, lo que constituía una situación peculiar, en relación a las otras áreas selváticas del país. Esta conexión directa costa-selva es de gran importancia ecológica, aún en su actual forma degradada.

Se han identificado catorce diferentes tipos de vegetación, que albergan una gran diversidad biológica. Estudios recientes revelan que 748 especies de plantas tienen uso local. La fauna silvestre es tan diversa como la flora.

Además de su importancia en términos de biodiversidad, la región es estratégica como zona de captación e infiltración de agua para diversos cuerpos de agua dulce, así como para importantes ciudades industriales del sureste de México. La población dependiente de este recurso se acerca a 500,000 habitantes.

Importancia cultural.

Más de 50 mil personas viven en la región, principalmente indígenas Nahuas y Zoque-Popolucas. Como los antiguos Olmecas que habitaron la zona, estas poblaciones se mantienen principalmente del maíz que cultivan con base al sistema de roza-tumba y quema, y en menor escala de otros cultivos como el frijol y la yuca, además de la caza, pesca y recolección. En las últimas décadas, sin embargo, los campesinos indígenas y mestizos, bajo múltiples presiones externas, fueron cambiando su tradicional modo de trabajar la tierra y se vieron involucrados cada vez más en la ganadería y en cultivos comerciales como el café, la papaya y el chile.

La Sierra de Santa Marta: ¿Area protegida?

La Sierra de Santa Marta fue declarada area protegida en 1980. En 1988 fue clasificada como Reserva Especial de la Biósfera. Sin embargo, las políticas económicas regionales han acelerado los procesos de deterioro, que son:

Deforestación: De 150,000 hectáreas de selvas, bosques, sabanas y manglares que existían originalmente en la Sierra de Santa Marta, hoy sólo quedan 39,000.

Colonización: Abrir la frontera agrícola a la colonización en la Sierra a partir de los años sesentas ha sido factor decisivo para la destrucción de la selva. En muchos casos, los terrenos dotados para estos asentamientos tenían una pendiente excesiva para ser usados para la agricultura.

Ganaderización: El desmonte provocado por la ganadería (con el apoyo de programas de crédito y políticas gubernamentales)rebasa cualquier otra causa de deterioro del bosque. El tipo de ganaderización aquí impulsado ha contribuido a la erosión y degradación de los suelos, al agotamiento de los mantos acuíferos, a la extinción de especies y al empobrecimiento y éxodo masivo de campesinos en busca de empleos en las ciudades de la región.

La expansión de la ganadería ha afectado el sistema de cultivo tradicional de la milpa de roza, tumba y quema. La producción agrícola se ha vuelto más especializada, lo que ha traído como consecuencia la pérdida de la autosuficiencia alimentaria y un medio propicio para el desarrollo de plagas. La superficie total de tierras dedicadas a cultivos de subsistencia y el tamaño de las milpas ha disminuido.

Erosión y deterioro agrícola: Debido a prácticas de manejo inadecuadas, los suelos han sufrido una fuerte erosión y empobrecimiento, lo que ha derivado en rendimientos sumamente bajos (de 500 kg. a 1 ton/ha.). La reducción de los períodos de descanso de la tierra por falta de acahuales ha afectado también la productividad del maíz. Las plagas han orillado a la compra de nuevos insumos comerciales, como los plaguicidas. El círculo vicioso de este subdesarrollo consiste en que los campesinos sobreexplotan sus recursos (recolección de plantas y animales)o venden productos comerciales o su fuerza de trabajo para comprar los agroquímicos con los que puedan producir su maíz, o bien para comprarlo. Ante esta situación, la alternativa ofrecida por las instituciones gubernamentales es la compra de agroquímicos, fertilizantes y herbicidas.

Crisis del sector cafetalero: La producción de café ha sido directamente afectada por la caída de precios en el mercado internacional y la privatización de las industrias paraestatales. Como consecuencia, algunos productores de café han preferido transformar sus fincas de café en potreros o venderlas a rancheros. El corte de los árboles que proporcionaban sombra al café viene a sumarse a los factores de degradación de los suelos y a la pérdida de importantes fragmentos de vegetación arbórea.

El resultado para quienes habitan la región es el empobrecimiento, la desnutrición y problemas de salud. La falta de empleo y los bajos precios de los productos agrícolas o las dificultades para la comercialización de los mismos, contribuyen a esta degradación de las condiciones de vida. La falta de alternativas va creando un ambiente en el que la violencia y la inseguridad no están ausentes.