Relaciones entre políticas de sustentabilidad agrícola y procesos de reforzamiento democrático

En México no hay una tradición ni una cultura de participación ciudadana en los asuntos que conciernen a la vida pública. La existencia de un sólo partido y de un estado fuerte, corporativo, omnipresente en todos los ámbitos de la vida nacional, creó lo que podríamos llamar una cultura de apatía política que ha estado cambiando en los últimos 10 años pero que aún pesa.

En cuanto al ámbito electoral a pesar de la existencia de varios partidos políticos de oposición los procesos y mecanismos electorales tienen aún muchas irregularidades que permiten fraudes constantes en las elecciones de servidores públicos.

En relación a espacios para la discusión y el diseño de políticas públicas son aún muy pocos los que se han abierto a una participación real de la ciudadanía. A nivel local, regional y nacional, el Estado comienza a abrir espacios de participación legalmente constituidos. Ejemplos son los Consejos de Aguas, los Consejos Municipales de Ecología y los Consejos Técnicos Consultivos, previstos respectivamente por la Ley de Aguas, la Ley de Equilibrio Ambiental y la Ley Forestal. Sin embargo, para que sea efectiva la participación en estos espacios es necesario mantener una presión constante por parte de las organizaciones de la sociedad civil. Sigue siendo cierto sin embargo que las decisiones más importantes de política nacional se toman en pequeñas camarillas a puerta cerrada. El ejemplo más elocuente de esto ha sido el proceso de negociación del Tratado de Libre Comercio. Ni siquiera se ha informado oportunamente a los ciudadanos sobre los acuerdos y compromisos que se van estableciendo.

No ha habido espacio ni tiempo para la discusión abierta ni siquiera en los tratados paralelos sobre medio ambiente y cuestiones laborales. No están operando en México los mecanismos democráticos para tomar este tipo de decisiones y compromisos que son de largo plazo.

Puesto que se trata de políticas que van a afectar al país en el largo plazo debiera promoverse y abrirse un proceso de planeación estratégica concertada entre los diferentes sectores e intereses de la sociedad.

Por otro lado la aprobación de las nuevas leyes de aguas, forestal etc. se han hecho en un espacio de tiempo muy corto para no dar lugar al debate público que merecería cada ley. En la cámara de diputados los priístas tienen la mayoría y sin demasiada discusión mayoritean la aprobación de todas las leyes propuestas por el ejecutivo.

Si bien es cierto que en los últimos años la emergencia de múltiples y diversas organizaciones ha fortalecido la participación de la sociedad civil en las decisiones importantes para la vida nacional, aún falta camino por hacer en la consolidación de una "cultura democrática" a todos niveles en la sociedad como una condición absolutamente indispensable para la construcción de un modelo de desarrollo y una agricultura sustentable.