Maria Luisa MENDONCA, Marluce MELO, PLÁCIDO JÚNIOR
08 / 2007
El caso de Brasil presenta elementos que pueden ser verificados en otros países. La industria de la caña fue el sector del agronegocio que más creció en 2005. En 2006, fueron producidos más de 425 millones de toneladas de caña de azúcar en seis millones de hectáreas de tierra. Para 2007, el Ministerio de la Agricultura prevé un incremento de un 10% en la zafra de caña de azúcar. Y esta tendencia de crecimiento debe continuar. Brasil es actualmente el mayor productor mundial de etanol y alcanzó un récord de 17,4 mil millones de litros en 2006. Se estima que para 2012 la producción anual de etanol será de 35 mil millones de litros.
Brasil tiene aproximadamente 200 millones de hectáreas de tierras desocupadas y 130 millones de hectáreas de tierras improductivas, según estudios del II Plan Nacional de Reforma Agraria. La expansión de monocultivos para la producción de agrocombustibles debe ampliar la adquisición irregular, conocida como “grilagem”, de grandes áreas de tierras públicas por parte de las empresas productoras de soja, además de “legalizar” las adquisiciones irregulares ya existentes.
El ciclo de la llamada “grilagem” en Brasil suele empezar con la deforestación, utilizando trabajo esclavo. Luego viene la pecuaria y la producción de soja. Actualmente, con la expansión de la producción de etanol, este ciclo se completa con el monocultivo de caña. Tanto las tierras desocupadas como las tierras improductivas deberían ser utilizadas en la reforma agraria, para la producción de alimentos, para reforestación en las áreas degradadas por el latifundio y para atender la demanda histórica de cerca de cinco millones de familias sin tierra.
Algunas grandes empresas extranjeras han adquirido ingenios en Brasil, entre ellas Bunge, Noble Group, ADM y Dreyfus, además de megaempresarios como George Soros y Bill Gates.
La industria de la caña genera desempleo
En muchas regiones del país, el aumento de la producción de etanol ha causado la expulsión de campesinos de sus tierras y generado una dependencia con relación a la llamada “economía de la caña”, en la que solamente existen empleos precarios en los cañaverales. El monopolio de la tierra por parte de los dueños de los ingenios impide que otros sectores económicos se desarrollen, generando desempleo, estimulando la migración y la sumisión de trabajadores y trabajadoras a condiciones de vida degradantes.
Pese a la propaganda de su “eficiencia”, la industria de la agroenergía está basada en la explotación de mano de obra barata e incluso esclava. Los trabajadores son remunerados por cantidad de caña cortada y no por horas trabajadas. En el estado de São Paulo, el mayor productor del país, la meta de cada trabajador es cortar entre 10 y 15 toneladas de caña por día. En dicho estado, los trabajadores cobran R$ 2,44 por tonelada de caña cortada y apilada. Para cobrar R$ 413 al mes, los trabajadores tienen que cortar un promedio de 10 toneladas de caña por día. Para ello, son necesarios 30 golpes de machete por minuto, durante ocho horas de trabajo por día.
Según el profesor Pedro Ramos, de la Unicamp (Universidade de Campinas), en los años 80 los trabajadores cortaban cerca de 4 toneladas y cobraban el equivalente a R$ 9,09 al día. Actualmente, para cobrar R$ 6,88 diarios es necesario cortar 15 toneladas. Nuevas investigaciones sobre caña de azúcar transgénica, más liviana y con mayor nivel de sacarosa, significan más ganancias para los dueños de los ingenios y más explotación para los trabajadores. De acuerdo con una investigación del Ministerio del Trabajo y Empleo (MTE), “antes 100 m² de caña sumaban 10 toneladas, hoy se necesitan 300 m² para juntar 10 toneladas”.
Esclavitud y muerte de trabajadores
Este patrón de explotación ha causado serios problemas de salud e incluso la muerte de trabajadores. Entre 2005 y 2006 fueron registradas 17 muertes por agotamiento en el corte de la caña. “El azúcar y el alcohol en Brasil están bañados de sangre, sudor y muerte”, afirma la investigadora Maria Cristina Gonzaga, de Fundacentro, un órgano del Ministerio del Trabajo.
En 2005, otras 450 muertes de trabajadores fueron registradas por el MTE en los ingenios de São Paulo. Las causas de estas muertes son asesinatos, accidentes en el precario transporte a los ingenios, enfermedades como paro cardíaco y cáncer, además de casos de trabajadores carbonizados durante las quemas. Maria Cristina Gonzaga estima que 1.383 cañeros murieron en situación similar entre 2002 y 2006.
Entre abril y mayo de 2007, fueron registradas tres muertes de trabajadores en los cañaverales del estado de São Paulo. José Pereira Martins, de 52 años, murió de infarto tras el trabajo en el corte de la caña en la localidad de Guarida. Lourenço Paulino de Souza, de 20 años, fue encontrado muerto en el Ingenio São José, en Barretos.
El 15 de abril, un empleado del ingenio Santa Luiza, en el municipio de Motuca, murió asfixiado y otro quedó gravemente herido, cuando hacían el control de la quema de la caña y fueron alcanzados por las llamas. Adriano de Amaral, de 31 años, murió cuando faltó agua en el camión cisterna que conducía para controlar el fuego; era padre de un niño de 7 años y de un bebé de 20 días. Otro trabajador, Ivanildo Gomes, de 44 años, sufrió quemaduras en 44% de su cuerpo.
Todos los años, cientos de trabajadores son encontrados en condiciones similares en los cañaverales: sin registro de trabajo, sin equipamientos de protección, sin agua o alimentación adecuada, sin acceso a baños e instalados en viviendas precarias. Muchas veces los trabajadores necesitan pagar por instrumentos como botas y machetes. En el caso de accidentes de trabajo, no reciben tratamiento adecuado.
El trabajo esclavo es común en el sector. Los trabajadores son generalmente migrantes de la región nordeste o de Vale de Jequitinhona, estado de Minas Gerais, que fueron seducidos y traídos bajo engaño por intermediarios, los llamados “gatos”, encargados de seleccionar la mano de obra para los ingenios. En 2006, la Fiscalía del Ministerio público inspeccionó 74 ingenios en el estado de São Paulo y todos fueron procesados. En marzo de 2007, fiscales del MTE rescataron a 288 trabajadores en situación de esclavitud en seis ingenios de São Paulo. En otra operación realizada en marzo, el Grupo de Fiscalización de la Comisaría Regional del Trabajo en Mato Grosso do Sul rescató a 409 trabajadores en el cañaveral del ingenio de alcohol Centro Oeste Iguatemi. Entre ellos, había un grupo de 150 indios.
En julio de 2007, fiscales del Ministerio del Trabajo pusieron en libertad a 1.108 trabajadores que cosechaban la caña en la hacienda Pagrisa (Pará Pastoril e Agrícola S.A.), en el municipio de Ulianópolis (Pará), ubicado a 390 km de la ciudad de Belém.
La OIT (Organización Internacional del Trabajo) informa que: “De acuerdo con el auditor fiscal del trabajo y coordinador de la acción, Huberto Célio Pereira, había trabajadores que recibían menos de R$ 10,00 al mes, ya que los descuentos ilegales realizados por la empresa consumían casi todo lo que les tocaba cobrar de sueldo. El auditor informa además que la comida ofrecida a los trabajadores estaba deteriorada y había personas sufriendo náuseas y diarrea. El agua para beber, según el relato de empleados de la hacienda, es la misma utilizada en el riego de la caña y, de tan sucia, parecía un caldo de frijoles. El alojamiento, según Humberto, estaba superpoblado y la cloaca corría a cielo abierto. Venidos en su mayoría desde Maranhão y Piauí, no disponían transporte que los llevara de la hacienda al centro de Ulianópolis, distante 40 kilómetros”.
agrocombustivel, agricultura y medio ambiente, agricultura y salud, condiciones de trabajo
, Brasil
Agroenergía: Mitos y impactos en America Latina
Los textos y manifiesto “Tanques llenos a costas de estómagos vacíos” fueran presentados en el Seminario “La expansión de la industria de la caña en América Latina, 26 al 28 de febrero de 2007, en Sao Paulo, Brasil.
Este dosier « Agroenergía: Mitos y impactos en America Latina » está tan disponible en inglés, portugués y francés.
Colonialismo e Agroenergia, Maria Luisa Mendonça e Marluce Melo, América Latina en Movimiento, No. 419, ALAI, Quito, abril 2007.
O Mito dos Biocombustíveis - Edivan Pinto, Marluce Melo e Maria Luisa Mendonça, Brasil de Fato, fevereiro de 2007.
Expansão da Cana no Brasil: Conseqüências e Perspectivas, Plácido Junior, Comissão Pastoral, da Terra, março de 2007.
Trabalhadores Rurais: A Negação dos Direitos, Maria Aparecida de Moraes Silva, SeminarioSobre la Industria de la Caña de Azúcar en América Latina, São Paulo- Brasil, fevereiro de 2007.
How Biofuels Could Starve the Poor, C. Ford Runge and Benjamin Senauer, Foreign Affairs, May/June 2007.
If we want to save the planet, we need a five-year freeze on biofuels, George Monbiot, The Guardian, 27 de março de 2007.
Especialista: etanol no Brasil é banhado de sangue, http://noticias.terra.com.br/brasil/…
Blitz vê condição degradante na produção de álcool em SP, Folha de S. Paulo, 21 de março de 2007.
La soberanía alimentaria, en peligro por el auge de los biocombustibles, La Jornada (México),7 de fevereiro de 2007.
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