Hace unos treinta años, un pequeño grupo de personas, se propuso el desafío de repoblar con « extranjeros » un pequeño valle aislado de los Pirineos Orientales, víctima del éxodo rural.
A principios de los años 60, el valle que rodea al pueblo de Py se quedó abandonado. La mayoría de sus habitantes migraron porque pensaban que solo la llanura puede convertirse en una explotación rentable en la agricultura. A finales del decenio, un nuevo tipo de población descendiente del movimiento hippie llega a la región. Pero la llegada de esa nueva gente, considerada como marginal y sin un proyecto claramente definido, no es muy bien vista por los últimos habitantes del caserío. Casi al mismo tiempo, un grupo de ciudadanos que quieren vivir en la montaña, hace su arribo a Py.
Estos dos nuevos grupos de pobladores tuvieron que afrontar inmediatamente los mismos problemas. En primer lugar, el problema de alojamiento : el mundo campesino, extremadamente receloso respecto a los recién llegados, opta por una actitud de rechazo; por lo tanto, encontrar una vivienda o un terreno fue muy difícil. En segundo lugar, casi la totalidad de esa nueva gente provenía de un entorno urbano; por eso, muy pocos sabían qué hacer con la tierra y los cultivos, (muchos ni siquiera tenían la experiencia de un jardín) y algunos, ninguna calificación. En tercer lugar, proveniente de todas partes de Francia, esa gente no conocía nada de la cultura local, muy marcada en esa región. Por último, nuevamente, por culpa de su imagen marginal, no lograron conseguir apoyo por parte de las instituciones.
En 1978, después de algunos años de acciones aisladas y desarticuladas de toda estructura, se constituyó la Association de Maintien de l’Agriculture en Montagne (AMAM, Asociación de Mantenimiento de la Agricultura en la Montaña), idea de tres personas muy diferentes pero perfectamente complementarias para intentar resolver esos problemas. Uno de ellos es un campesino nativo de la región, quien por consiguiente conoce muy bien la cultura local, el idioma, las prácticas rurales; se trata de una persona totalmente abierta a ese nuevo fenómeno y así aceptó unirse al proyecto. El segundo fundador de la asociación, es un ex-habitante de Montpellier (ciudad del Sur de Francia), pero originario del pueblo de Py; electo alcalde de Py poco tiempo antes, era un mediador adecuado y oportuno entre la población rural y los nuevos habitantes. La tercera persona clave del proyecto es un ingeniero de París que facilita el contacto con las instituciones.
La primera « acción » emprendida por la asociación es la creación de un nuevo concepto, la « neo-ruralidad », pequeña estrategia de lenguaje que permitirá superar rápidamente los primeros temores de los pobladores e instituciones locales frente a los ciudadanos que llegan.
Luego, la AMAM se enfrenta directamente a los problemas que deben afrontar los « neo-rurales ». A fin de resolver la cuestión del alojamiento, se creó una oficina de apoyo, para que los nuevos pobladores se instalen en la zona : su función es la de ser su garante. Luego, gracias a las subsidios ofrecidos por algunas instituciones locales entusiasmadas por la idea, se proponen módulos de capacitación en diversos temas : construcción de la vivienda, técnicas agrícolas, mecánica… Igualmente, se crea una especie de seguro social con el fin de asistir a la nueva población que llega : darles una apoyo en caso de enfermedad, ayudarles a « re-colonizar » el espacio lo más rápidamente posible (por ejemplo, desbrozar el terreno) y también permitirles tomar algunas vacaciones. Por fin, algunos « neo-rurales » que tienen un proyecto a largo plazo pueden beneficiarse de empleos pagados con recuros de las ayudas provenientes del gobierno.
Después empezó otro tipo de trabajo con todos los protagonistas : por una parte, se trata de permitirles a los « neo-rurales » descubrir la cultura local, que la acepten y que la respeten. De otra parte, la idea es que las instituciones locales, las organizaciones de desarrollo de la montaña y las poblaciones locales también aprendan sobre la cultura de los nuevos habitantes, y sobre todo, que tomen conciencia de la importancia que tiene también para ellos esa nueva población. En efecto, esta comprensión puede ser fundamental para que perdure su región, su actividad, su cultura y finalmente su familia, porque los jóvenes nativos del valle siguen muy a menudo huyendo hacia las ciudades. Así pues, se trata mostrarles que el fenómeno de la neo-ruralidad es indispensable para la repoblación y hacerles aceptar la idea de que esa repoblación pueda también provenir de Cataluña en un futuro próximo.
Poco a poco, la AMAM ha establecido relaciones con otras asociaciones y se da cuenta que la neo-ruralidad no es una especificidad de los Pirineos Orientales sino un fenómeno nacional. El movimiento empieza a crecer como federación informal, ofreciendo así a todas las organizaciones locales un poder de negociación mayor frente a las instituciones. Sin embargo, la AMAM, sigue siendo una asociación normada bajo la ley 1901 (ley francesa que rige el estatuto de las asociaciones), sin cimientos institucionales.
Como era de esperarse, se ha empezado a oír las primeras críticas : el mayor reproche es que la Asociación parece tratarse de un movimiento « hippie », excluyente de quienes son partidarios de una agricultura y de un modo de vivir más clásicos. Esto ha provocado la creación de algunas instituciones dispuestas a apoyar tanto a los neo-rurales como a los « rurales clásicos ». Estas organizaciones canalizan los apoyos financieros que antes recibía la AMAM.
Hoy la asociación funciona a un ritmo muy lento, quizá como una organización que ha cumplido su ciclo, pues finalmente es víctima de su propia eficacia : cada una de sus antiguas funciones está garantizada ahora por las instituciones estatales.
rural exodus
, France, Pirineos Orientales
Esta experiencia es muy innovadora para su propia época y ofrece una alternativa muy interesante para vencer el problema del éxodo rural. De otra parte, el trabajo hecho a nivel cultural se revela también muy original ya que la idea es ir integrando nuevas culturas, que parecen a veces « revolucionarias » o « marginales », en zonas donde la tradición y la identidad son fuertemente reivindicadas. Además de los elementos estructurales y materiales que fueron indispensables para el éxito del proyecto, los principios de respeto mutuo y de aceptación de las diferencias, así como una cierta apertura a la innovación fueron también elementos que permitieron el éxito de la experiencia de Py. En efecto, una predisposición al cambio o la creación de una disposición semejante es una condición necesaria para que su propia cultura evolucione, muy a menudo considerada como algo que debe ser protegido, tal como una especie en vías de extinción. El balance, al cabo de los años, no es despreciable ya que permitió finalmente, repoblar un espacio condenado a muerte, superando la oposición entre chauvinismo local y rechazo de la tradición.
Ficha realizada en base a una entrevista con Gérard Rabat, alcalde de Py (Pirineos Orientales), durante el Segundo Encuentro Mundial de la Montaña. Para conseguir más informaciones sobre la experiencia de la AMAM, contactar al señor Rabat, Mairie de Py, Place Saint Paul, 66360 Py o rabat.gerard@free.fr o consultar la página web : mairiedepy.free.fr/
Interview
Entrevista con RABAT, Gérard, entrevista realizada entre el 17 y el 23 de septiembre de 2002
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