La sabiduría ecológica tradicional, una solución ambiental
09 / 2002
Jocélyne Ramamonjisoa, es profesora de geografía en la Universidad de Antananarivo en Madagascar. En la actualidad realiza una pasantía en la Universidad de Estrasburgo, en Francia. Trabaja sobre temas de montaña desde 1985, actualmente es presidenta de la Asociación de Montañas Malgaches de Africa (Association Malgache des Montagnes Africaines), AMMA, y anteriormente, fue presidenta de la Asociación de Montañas del Africa, AMA.
Su experiencia está en el campo de la investigación, donde mantiene contacto con la población de montaña : ’como soy geógrafa frecuentemente estoy en las montañas visitando a la población, entrevistándoles, compartiendo experiencias, tratando de entender su cultura y su identidad y los resultados de estas investigaciones los transmito a los estudiantes en la Universidad. También trabajo con un instituto que investiga sobre las montañas’.
Las regiones montañosas de Madagascar tienen muchos problemas, lo que antes era considerado un obstáculo para el desarrollo, en la actualidad se ha reconocido como posibles soluciones ambientales, esto es, las variadas prácticas agrícolas locales que incluyen la sabiduría ecológica local y las prácticas tradicionales.
Los problemas ambientales tienen que ver con el uso de los espacios : en las zonas montañosas del norte no existe mucha presión demográfica, pero en las montañas de la zona sur, la presión demográfica es muy fuerte. Los principales problemas que tiene la población están relacionados con el acceso al agua y a la tierra para la producción agrícola.
En cuanto a la identidad cultural, Jocélyne ha podido conocer la relación que tiene la gente con su cultura. Las comunidades respetan mucho a sus ancestros, tienen un vínculo muy fuerte con sus raíces, sus orígenes. De allí que en la mayoría de comunidades existen rituales, tradiciones y sobre todo, numerosos sitios sagrados ligados a la montaña. Esto se debe, primero a una cosmovisión que los liga fuertemente con la tierra, y en especial, con la montaña, su habitual proveedora de recursos diversos; pero, también a los elementos espirituales e históricos que le dan un sentido especial a cada lugar. Uno de estos espacios sagrados, la Colina Azul, fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, en diciembre del 2001.
Uno de los grandes representantes de estos sitios sagrados es la montaña de Fianarandsoa, ubicada al sur de Madagascar. Esta es un corredor boscoso de 140 kms, en el que se encuentran dos parques nacionales de montaña : el Andringitra y el Ramomasana. Además, existe otro lugar sagrado llamado Ambondrombe.
El macizo montañoso Andringitra es considerado fundamental por su alta biodiversidad. En la antigüedad sirvió de refugio contra los colonizadores feudales, pero sobre todo, tenía un gran valor místico y espiritual.
Después de la independencia de Madagascar, hubo un conflicto entre los usuarios de estos bosques y pastos, por la quema de los pastizales para su renovación. En 1993 se crea el Proyecto Integral de Desarrollo (ICPD), (Integrated and Development Project ICPD) para manejar el área y decretarla como parque nacional. Este proyecto dejó una base para el uso sustentable de los recursos naturales y su manejo participativo, como las propuestas de ecoturismo.
Ambondrombe es una montaña considerada sagrada por las comunidades locales, y está relativamente intacta : es una densa selva tropical, de bosques nublados, que se extiende hasta una sabana ocupada por haciendas productoras de arroz, maíz, tabaco, etc., parte del territorio de los Betsileo, tribu local que habitó estas tierras durante el siglo pasado. Hoy su influencia se la encuentra en la arquitectura, artesanía, folklore, tabúes etc.
Los bosques de esta montaña son ricos en recursos naturales. Esto ha provocado la colonización de nuevos espacios, y la llegada de científicos, turistas y comerciantes. Además, Ambondrombe es el único puente genético intacto entre el norte y el sur de las zonas montañosas orientales de Madagascar.
Los ancianos y los líderes locales, gracias a su gran espíritu han ayudado a manejar la diversidad de intereses en torno a este tesoro nacional, fundando una ONG, ’Colaboración Comunal para el Desarrollo’, financiada por la Fundación de Bosques Húmedos (Rain Forest Foundation), proveyendo una base para el sistema de manejo de los recursos naturales aprobado por el Estado. El Servicio de Aguas y Bosques apoya la delimitación del bosque y la planificación para el manejo y uso del suelo. Los comités locales de guardias forestales protegen el bosque contra inmigrantes y taladores ilegales, y vigilan que el uso de los recursos naturales se hagan de una manera sustentable.
El turismo de montaña, iniciativa de la comunidad, está dando beneficios económicos, a la vez que apoya la preservación de la biodiversidad y de los paisajes en el sitio sagrado de Ambondrombe. Sin embargo, existen conflictos de diversa índole, especialmente con respecto al uso y beneficio de los recursos por parte de gente externa a las comunidades y a sus grupos organizados.
En las negociaciones se enfrentan los pobres y los ricos, el gobierno local y el moderno estado nacional, iniciativas de los jóvenes y el espíritu de los ancianos. Sin embargo hay un objetivo común : desarrollar y aplicar iniciativas propias para la preservación de la diversidad natural y cultural.
Otra iniciativa local exitosa es la reserva de Anja, cuyo eje es el turismo comunitario. Tiene una extensión de más de 4 hectáreas de bosques naturales y una población endémica de alrededor de 400 lemures (Lemur catta), entre otras especies animales. La zona está llena de domos rocosos que protegen viejas tumbas y cuevas que dan testimonio de la ocupación humana en tiempos remotos. Esta iniciativa combina la conservación con la valoración económica del patrimonio ecológico y paisajístico.
Esta reserva recibió a más de 2000 turistas durante el año 2001, equivalente al número de turistas que visitaron otros lugares de Madagascar. La experiencia de un líder de Anja, en la capacitación sobre ecoturismo sirvió para concientizar a las comunidades locales de que preservar ese espacio traería beneficios a largo plazo. Tomó mucho tiempo el persuadir a las familias que abandonen la práctica de ’roza y quema’, para permitir que el bosque se regenere por sí solo, y al hacerlo, volvieron los lemures.
En medio de este proceso la comunidad ha conformado una asociación de 120 miembros, incluídas 20 mujeres. La organización establece sus propias reglas para el manejo, la administración de la infraestructura y el financiamiento del personal. Los jóvenes también se incluyen como responsables de los circuitos turísticos; los guías financian sus sueldos a través del pago de las entradas. Este ingreso apoya también la construcción de infraestructura, y el financiamiento de proyectos comunitarios.
Esta asociación fue legalizada y reconocida por la ley 96-025, que transfiere los derechos del manejo de los recursos naturales desde el Estado a las comunidades. La organización de la comunidad mantiene un manejo técnico, político, pero sobre todo, local. Sus líderes han sabido combinar sus formas tradicionales de vida especialmente en lo relacionado a la agricultura, con las capacidades locales de administración. Además, están prestos a seguir incursionando en diferentes experiencias que les permitan el uso sostenible del lugar.
Se puede rescatar la apertura de los líderes en la búsqueda de formas innovadoras de desarrollo en beneficio de su comunidad, en las que se preserve la cultura. Es importante considerar que para la tradición malgache, la educación occidental no es prioritaria; la tecnología de la sociedad moderna es algo externo;el conocimiento es para los shamanes y no algo manejado por cualquier persona. Para ellos el conocimiento occidental es una amenaza pues su forma de vida tradicional sea perturbada.
Con los ejemplos mencionados, podemos ver que están concientes de los rápidos cambios socioeconómicos y socioecológicos que se producen a nivel global, y de la amenaza que significan para una evolución armoniosa de la cultura y de la naturaleza. Por ello, los participantes consideran que es necesario mantener una actitud concertadora, sobre la base de la decisión de la comunidad, con reglas de juego claras al interior y para el exterior. De allí su interés en fortalecer sus propias instancias de decisión, pues la poca capacidad de gestión de las instituciones externas es un gran obstáculo para estas comunidades.
La decisión del gobierno de Madagascar de entregar el manejo de los recursos naturales a las comunidades de base es un gran desafío, y es fundamental para lograr el desarrollo sustentable de las áreas de las montañas.
La etrevistada considera que al momento de elaborar programas y proyectos, es necesario tomar prioritariamente en cuenta las diversas realidades de las culturas, darse el tiempo suficiente para acercarse a las comunidades, conocer su entorno, y sus perspectivas de desarrollo.
’Los programas y proyectos no deben caer en la trampa del dominio y liderazgo continuo, que al cabo del tiempo produce una distorsión de las ideas sobre el poder que tienen los líderes y un cansancio de los beneficiarios. Para
lograr el objetivo del desarrollo sustentable, los líderes deben aprender a desprenderse de su autoridad.’(1)
Las zonas abandonadas y en conflicto pueden transformarse en generadoras de desarrollo, a través de la concertación, lograda a partir de acuerdos que ponen de lado los diversos intereses personales, de grupo o institución, para hacer prevalecer la conservación de la naturaleza, prioridad urgente a nivel mundial. Además, se puede ver como es necesario el tomar nuevas posiciones frente a los cambios producidos por la globalizaci; ón, no de aislamiento sino de integración al mundo, pero sin dejar de lado el pasado, la historia, las tradiciones y la cultura.
Este texto se basa en la entrevista a la señora RAMAMANJISOA Jocélyne y en el artículo escrito por la Presidenta de la Asociación Mundial de poblaciones de Montañas, Hanta Rabetaliana, ’Madagascar, Memory and Change in Mountain Areas’, publicado en la página Web de la Asociación Mundial de Poblaciones de Montaña.
Association Malgache des Montagnes Africaines (AMMA), BP 907 ANTANANARIBO MADAGASCAR. E-mail : fish@sysed.refer.mg
(1) Tomado del artículo de Hanta Rabetaliana, ’Madagascar, Memory and Change in Mountain Areas’, publicado en la página Web de la Asociación Mundial de Poblaciones de Montaña.
Entrevista con RAMAMANJISOA Jocélyne
Interview ; Articles and files
RABETALIANA, Hanta, World Mountain People Association, Madagascar, Memory and Change in Mountains Areas
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