En el departamento del Meta, al oriente de la capital del país, se presenta una difícil situación de conflicto derivado de la fuerte y antigua presencia guerrillera y paramilitar (estos últimos realizan un control permanente sobre la tierra, expulsando a los pequeños propietarios hacia zonas m s alejadas y de difícil acceso) lo que mantiene a este departamento con un alto nivel de confrontación armada por el control político, económico y territorial. Adicionalmente, las pr cticas corruptas de los diferentes sectores políticos en el manejo de los recursos públicos y la producción de coca a contribuido a generar una serie de problemas sociales y culturales, que hacen impredecible el futuro de la región.
En el contexto departamental, los municipios de Granada y Acacias juegan un papel determinante en la intensidad del conflicto. Por un lado, son municipios con gran presencia de paramilitares y guerrilla, así como de la fuerza pública y cuya población civil ha sido duramente castigada por la acción militar de cada uno de los actores armados que tienen allí su influencia, presentando un alto número de víctimas, desplazados, viudas, huérfanos. En este escenario, la problem tica de los jóvenes se torna aún m s dram tica pues no cuentan con oportunidades ni posibilidades diferentes a las de la guerra o los cultivos de coca.
Los municipios de Granada y Acacias son la puerta de entrada a la zona de despeje, territorio desmilitarizado por el gobierno con el propósito de adelantar conversaciones de paz con las Furzas Armadas Revolucionarias - FARC ; razón por la que sus linderos han sido objeto de retenes por parte de los paramilitares para controlar la entrada y salida de alimentos y productos a esta zona. Adicionalmente, en dicha región se han presentado una serie des asesinatos contra la población civil, especialmente los choferes y conductores que cubren esta ruta. A pesar de esta situación, la cotidianidad en la región parece detenida, es como si no pasara nada, las actividades de educación, culturales, económicas, de salud, se realizan en medio de ese mar de incertidumbre y de dudas, pues allí la vida continúa.
En medio de este panorama se abre paso una experiencia educativa de paz, se trata del programa de formación social a distancia con madres comunitarias, un proyecto de educación no formal que prepara y forma a un grupo de 220 líderes especialmente mujeres, que trabajan fundamentalmente con niños, haciendo un importante aporte a la convivencia y a la paz. El programa funciona mediante unos módulos, que son la orientación general del proceso de formación. En esta din mica, se realizan trabajos en grupos, que en la mayoría de los casos son espacios de investigación, que se complementan con asesorías frecuentes que complementan el ciclo. El sujeto social de este proceso son mujeres jóvenes que han sido afectadas de distintas formas por el conflicto o tienen algún nexo con él (viudas, madres cabezas de hogar, familiares de paramilitares, guerrilleros o policías, desplazadas) conjugando una serie de factores heredados de la situación de violencia. Sin embargo, a partir del trabajo de estas mujeres que conjuga la tolerancia y el no resentimiento, se crean situaciones positivas frente al problema las afecta y mantiene como víctimas. En este sentido, el sistema de educación a distancia, ha favorecido la implementación del programa pues evita los riesgos que conlleva el desplazamiento de los responsables del programa a la zona y brinda facilidades a las personas interesadas en acceder al programa para realizar su labor y permanecer en su sitio de residencia.
Entre los logros alcanzados con esta experiencia se cuentan: a) Haber convocado a 220 personas líderes mujeres para estudiar educación popular en una zona de influencia paramilitar, pues para cada una de ellas es un verdadero reto vencer el temor y el miedo que produce esta situación; b) El hecho de haber conformado un grupo multiplicador de mujeres con estudiantes que ya hicieron el proceso educativo; c) El alto grado de autonomía y tolerancia alcanzado entre las estudiantes. Por otra parte, este proceso también ha tenido dificultades, en particular porque las estudiantes-madres comunitarias no cuentan con el apoyo del gobierno, para disponer de unas horas de su tiempo de trabajo y así realizar en mejores condiciones sus compromisos con el programa; esta circunstancia ha ocasionado el cierre del programa en otras partes del país. Por último, las perspectivas del programa se centran en la posibilidad de extenderlo a otros municipios del departamento y así visibilizar los logros alcanzados y las posibilidades de construcción de paz en territorios conflictivos.
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, Colombia
La importancia de la educación como mediadora de los conflictos es innegable en esta situación. El manejo constructivo e imaginativo desde la perspectiva de genero, señala derroteros bien importantes a la hora de educar para la paz. Se puede decir, que igualmente, el valor y la determinación han sido fundamentales para que el programa persista, con lo que el futuro del mismo estáen parte garantizado.
En el momento de escribirse esta ficha aún existía la zona de distensión, que era una zona de 66000 kilómetros cuadrados en donde se realizaron los di logos entre Gobierno y FARC en la búsqueda de la paz. Para el 2002, esta zona se había disuelto dejando la región en un estado de confusión y guerra permanente.
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