Agricultura sustentable : elementos para el debate

En la Conferencia de Mulheim (Alemania)"Trayendo Río a Casa", siguió la construcción colectiva del concepto de agricultura Sostenible o Sustentable, consensuada entonces como un "sistema ecológicamente sano, económicamente viable, socialmente justo y equitativo, y culturalmente sensible". Sin embargo, surgen diferencias, según los continentes y actores involucrados, tanto del sur como del norte, llegando incluso a serias divergencias de visiones estratégicas del desarrollo. Los expositores de este cuaderno avanzan en la profundización de la idea, expresada en RIAD y otras redes, de que "la Agricultura Sustentable significa la base para un modelo alternativo de desarrollo", el cual es "antagónico a los principios que sustentan el desarrollo neoliberal": se pronuncian a favor de una sociedad integralmente sustentable, considerando la democratización de los espacios rurales, la seguridad alimentaria, la protección del patrimonio genético, biodiversidad y producción campesina, el fortalecimiento de las economías campesinas (versus la empresa agrícola moderna), el papel del Estado que debe ser más que un simple regulador, los procesos de descentralización, etc.

Existe un intento por definir la sustentabilidad en términos de mercado: se regularían los bienes ambientales (que son de todos)como bienes de mercado (con una lógica individualista y privada), cuantificándolos por la vía de las cuentas patrimoniales. Sin embargo, "sin transparencia, regulación y democratización de los mercados es imposible pensar en transacciones favorables a la sustentabilidad a largo plazo". En oposición a esa tendencia, para Vandana Shiva "el verdadero significado se refiere a la sustentabilidad de la naturaleza y de los pueblos. Implica volver a reconocer que la naturaleza es el soporte de nuestras vidas y de nuestra subsistencia, es la fuente primaria del sustento. Sustentar la naturaleza supone mantener la integralidad de sus procesos, ciclos y ritmos".

De lo anterior se deduce el papel central de la sociedad organizada, una ciudadanía participativa, sobre todo las organizaciones sociales y productivas que pueblan los espacios rurales, para construir un modelo rico en alternativas de desarrollo sustentable, de fortalecimiento de los espacios y microregiones agroecológicas, de protección de los recursos ambientales, garantizando la sobrevivencia de las generaciones presentes y futuras, en una perspectiva más integradora de aspectos culturales, éticos, políticos, de salud ambiental y calidad de vida. Así, "será la democracia la verdadera medida efectiva de sustentabilidad".

El modelo neoliberal privilegia los mercados internacionales de alimentos, aunque no siempre haya capacidad de compra por parte de las poblaciones locales. El Tratado sobre Seguridad Alimentaria, aprobado en el Foro de las ONG, Cumbre ECO 92, afirma que "para asegurar el derecho de las personas a alimentarse, la seguridad alimentaria debe basarse en la autosuficiencia local". Aquí se plantea la cuestión fundamental de no ignorar la existencia de esos mercados modernos, "sino enfrentarlos como una realidad, con criterios innovadores y coherentes en la búsqueda de una seguridad alimentaria para toda la población local".

Los autores cuestionan "las legislaciones de "propiedad intelectual" que otorgan patente legal a especies vegetales y animales que hubiesen sufrido cambios genéticos a partir de la biotecnología", señalando que esto conlleva inmensos riesgos para la Agricultura Sustentable y la seguridad alimenticia, perfilándose las empresas transnacionales como futuros monopolios de la industria de semillas mejoradas. Ha ocurrido en México, la India y Brasil y es el problema que se genera a partir de la llamada "revolución verde".

Un elemento estratégico en la búsqueda de un modelo de desarrollo alternativo, es el fortalecimiento de las economías campesinas. Históricamente, el campesino y la agricultura familiar, además de garantizar su sobrevivencia y la reproducción del ciclo agrario, proveen de bienes alimentarios al conjunto de la población: son portadores de "la herencia cultural indispensable, que proporciona la experiencia acumulada por generaciones y se preocupa de dejar el legado, de un patrimonio preservado y apto para la continuidad de la actividad agrícola". Frente al acoso de la agricultura empresarial, cuya meta es la apropiación de los recursos naturales con fines de lucro, basado en el monocultivo, urge apoyar al campesinado con medios y recursos adecuados y suficientes para desarrollar unidades de producción altamente diversificadas. En este sentido, el Estado debe, mucho más que ser un simple regulador, promover políticas de comercialización de los productos campesinos (precios y garantías, hacia un "comercio justo"), solución a problemas de tenencia de tierras (procesos de Reforma Agraria), sistemas crediticios adecuados a las formas de pago de los campesinos, investigaciones pertinentes para elaborar tecnologías apropiadas para la producción campesina, en un contexto de descentralización y participación democrática de los productores.

"La descentralización constituye un espacio privilegiado para vincular el tema de la sustentabilidad con la participación ciudadana". Es necesario otorgar mayor dotación de recursos a las microregiones, localidades, municipios, en función de desarrollos locales coherentes, que tomen en cuenta: calidad de vida de los actores, hábitat, nutrición, salud, educación, participación social y política, estabilidad ambiental, diversificación de los productos, como indicadores muy importantes de éxito de las proposiciones alternativas.

Finalmente, en esta lucha conviene articular una política de alianzas, entre sectores rurales y urbanos, con grupos ambientalistas, organizaciones campesinas, investigadores sociales, etc.