Desde que Al Gore, vicepresidente de los Estados Unidos, diera su famoso discurso en septiembre de 1993 sobre su plan de Infraestructura nacional de información (NII), más conocido por la metáfora "autopistas de información", no transcurre una semana sin que no sea repetido el mismo refrán por un jefe de Estado proveniente de cualquier horizonte político. Al Gore se hace cada vez más preciso: ahora nos habla de la Infraestructura global de información (GII), (discurso pronunciado por primera vez en la reunión de la Unión internacional de telecomunicaciones (UIT), en marzo de 1994)que, podíamos esperarlo, sigue el modelo propuesto por la NII. En su esencia, este discurso nos dice cuatro cosas:
1. Que las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (NTIC)van a responder a todos los problemas mundiales del desarrollo, del equilibrio ecológico, de la desigualdad entre los países del norte y del sur y que van inclusive a corregir los límites y los excesos de las democracias occidentales permitiendo la participación de todos, hombres y mujeres.
2. Que debemos actuar rápido porque aquellos que pierdan el tren del progreso, serán condenados a permanecer en la plataforma de la estación solos y "pobres en información", dicho de otra manera, excluidos del sistema mundial. (La próxima fecha de expiración anunciada es la reunión plenaria de la recientemente creada Organización Mundial de Comercio, en abril de 1996, la cual deberá ratificar la actual situación de facto).
3. Que los costos de las NTIC son muy elevados para ser asumidos por los Estados y sus ciudadanos y que es necesario entonces confiárselos a las empresas privadas.
4. Que los Estados nacionales deben facilitar el trabajo de las empresas privadas, acelerando la privatización de la comunicaciones y la supresión de ciertos reglamentos de los mercados.
¿Y vamos! ¿Nuevamente! Déjennos actuar: tenemos la solución a todos sus problemas! Es verdad que todos hemos cometido errores en el pasado pero ahora creemos en el "desarrollo durable", en la "democracia participativa", en el "pluralismo cultural", en la "hermanamiento", etc.
Frente a éste discurso de un tono irreprochable, aquellos que ejercen la comunicación democrática oponemos otro discurso no siempre con hermosas frases, sino más bien, que se traduce en acciones concretas:
1. Sabemos que las NTIC propician el desarrollo de la democracia: cada día, en nuestras prácticas cotidianas, hacemos uso de ellas y nuestras realizaciones, por modestas que sean, constituyen un testimonio de ello. Sabemos también a través de la historia de nuestros padres y de nuestros abuelos, que la tecnología no ha resuelto jamás nada y que, por sí sola, jamás resolverá nada. Sabemos que, para realizar profundos cambios sociales, estas NTIC deben ser apropiadas nuevamente por las ciudadanas y ciudadanos y deben ser puestas al servicio de un proyecto de sociedad compartido por la gran mayoría. Esto no es lo que usted nos propone.
2. Sabemos también que estas tecnologías no podrán resolver fácilmente los problemas cruciales del desarrollo internacional, cuando la mayoría de nosotros mismos aún no hemos tenido acceso al teléfono (este "nosotros", según el último reporte de la UIT, representa la mitad de la población mundial)y cuando más del 90 % de los computadores están concentrados en los países del norte, al igual que la investigación, las patentes, las multinacionales de la comunicación, las agencias de prensa, el control de las órbitas geoestacionarias y muchas otras componentes claves de este "desarrollo" que usted nos promete.
3. Sabemos, al mirar las pantallas de televisión y al escuchar la radio, que las imágenes y los sonidos que usted nos propone, no tienen en cuenta nuestras culturas ni nuestras aspiraciones. Cada día somos más conscientes que la comunicación-mercancía y la homogeneización de los mensajes son un insulto permanente al pluralismo, a la tolerancia y a la verdadera democracia.
4. Sabemos, por experiencia, que un verdadero servicio público de televisión no puede ser garantizado únicamente por el Estado o por el mercado, cuando tanto el uno como el otro niegan los derechos fundamentales de los ciudadanos al negarles un acceso y una participación efectiva a la pluralidad de los medios de comunicación.
Por estas razones nosotros, quienes practicamos una comunicación democrática, oponemos nuestras acciones y nuestro propio programa a su discurso y a su programa. En nuestras organizaciones locales así como en nuestras agrupaciones regionales y nuestras redes nacionales e internacionales, nuestras realizaciones se inscriben en lo durable. Sabemos que es en lo durable que se podrá instalar un diálogo que garantice un verdadero pluralismo, que podrán anudarse las alianzas y las asociaciones portadoras de un proyecto que responderá a las necesidades y a los deseos de la mayoría. Pero pueden estar seguros que nosotros sabemos también que para que se alcance ésta durabilidad, debemos estar presentes en todos los frentes desde ahora mismo y, así, hacer oír nuestra voz. Es por ello que ustedes, cada vez más, oyen y oirán siempre hablar de nosotros en todas partes. Lean regularmente Clips para estar al corriente!
Alain Ambrosi es miembro del Consejo de administración de Videazimut.
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Videazimut, Organizarse para democratizar los medios de comunicación in. Clips, 1995 (Canada), 8
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