07 / 1993
¿Qué es capitalizar la experiencia? Podría ser fácil encontrar una definición tipo: es trasformarla en conocimiento y ponerla al servicio de la acción y del saber; y, luego extenderse sobre esto precisando objetivos, métodos, etc. Pero sea cual fuere la fórmula empleada, estará siempre sujeta a muchas interpretaciones y prácticas diferentes, como la mayoría de términos que empleamos en nuestro lenguaje militante: desarrollo, democracia, participación…
Sería igualmente fácil adoptar algunos objetivos a parentemente unánimes. Pero también es corriente que, en la práctica, las mismas palabras-objetivos impliquen visiones, o sea estrategias, o sea acciones muy diferentes y a menudo hasta contradictorias. Todos tenemos ya esta clase de… experiencia.
En mi práctica de la capitalización con equipos de terreno en América Latina, pude comprobar que más bien es a través de la afirmación de ciertos « subjetivos » que se podría consolidar el trabajo común. Todos los objetivos propuestos eran siempre aprobados sin problemas. Pero recién cuando se trataba de armonizar los subjetivos o bien de marcar claramente sus diferencias, se volvía por fin posible multiplicar los aportes y ponerse de acuerdo para su difusión.
Sí, ¡subjetivos! Son la otra cara de los objetivo s: les brindan sentido, los vuelven ejes movilizadores cuando están más o menos compartidos, y son fuentes de confusión cuando son divergen sin que sepamos ni el por qué, ni el cómo.
Así pues recién logramos forjar equipos de trabajo para capitalizar cua ndo intentamos expresar, compartir o construir juntos una cierta visión de la experiencia y del conocimiento.
Fue además alrededor del « conocimiento » que pudimos reflexionar mejor y acercarnos para emprender el esfuerzo común.
¿Los campesinos y los grupo s populares actúan empíricamente, sin reflexionar, o sus prácticas corresponden a saberes, a estrategias concretas, aunque no se expresen en nuestros términos?
¿Los técnicos de terreno son simples ejecutores y enlaces o, dada su experiencia, poseen conoc imientos (latentes o elaborados) indispensables para toda mejora del trabajo?
¿La utilización de determinado saber depende esencialmente de una aplicación estricta de sus propuestas o de la capacidad de diálogo con las realidades locales, sus actores y s us propios saberes?
¿Los fracasos de tantos decenios de desarrollo resultan sobre todo de las fallas en la práctica o igualmente de los saberes propuestos y por tanto de los objetivos planteados? ¿Se trata de aportar algunas mejoras a diversos sistemas d e conocimientos existentes o de contribuir a una recomposición del saber gracias a los aportes de todas las fuentes (teoría y práctica), de todas las culturas, de todas las realidades?
Estas preguntas (y muchas otras) estuvieron subyacentes en todos nues tros esfuerzos de los últimos años para aprender a capitalizar la experiencia. No hemos buscado respuestas tajantes sino expresar nuestra sensibilidad al respecto, precisar de este modo los subjetivos que nos inspiran, es decir las opciones que guían nuestras decisiones en la práctica cuotidiana.
El trabajo de capitalización depende en realidad de lo que pensamos sobre los conocimientos necesarios a la época actual, o sea al mundo de hoy y al de nuestros hijos y nietos: ¿qué conocimientos? ¿en qué forma ? ¿para quién?, etc. Depende de nuestra subjetividad sobre la época que vivimos, sobre el rol de los diferentes actores, sobre los valores y métodos universales (validación científica y otros)…
¿Qué es la capitalización de la experiencia? Por sí sola la fórmula asegura un subjetivo y una prioridad: la experiencia es una fuente fundamental del conocimiento, actualmente está demasiado descuidada, convendría capitalizarla.
recomposition of knowledge, professional experience, experience enhancement
, Latin America
Preguntas como éstas podrían derivar en debates muy teóricos. A lo mejor sería útil en algunas instancias. La ventaja en la capitalización de la experiencia es que el debate se sitúa justamente en el contexto de esta experiencia concreta: ¿es necesario capitalizarla? ¿para qué? ¿para quién? Un comienzo de respuesta a estas preguntas de fondo está implícito en las decisiones que se toman en cuanto a la capitalización y luego la propia práctica permite volver hacia ellas.
Traducción de la ficha « Capitalisation : de l’expérience à la connaissance, mais quelle connaissance ? »