Defender la tesis es un momento clave en la trayectoria universitaria: un jurado lee, escucha, pregunta, discute y decide otorgar o no el diploma. La tesis tiene sus normas, en cuanto al discurso, a su estructura, a su estilo, a su tipo de presentación; se requiere mucho talento para escapar un poco de ellas sin arriesgar demasiado. La tesis es el principal trauma de muchos técnicos de terreno en los Andes.
Dado mi oficio, donde más casos de este tipo he visto es sobre todo en el mundo de la agronomía. Muchos estudiantes de esta disciplina trabajan para pagar sus estudios o son apoyados por una familia que multiplica los sacrificios. Pero, mientras antes estaban obligados a asistir a ciertos cursos y prácticas, la tesis les deja ahora mayor libertad. Por otra parte, la libreta de egreso de la Universidad les permite buscar un empleo como « egresado », es decir técnico en la materia. Muchos son los que optan por emplearse de una vez y se enganchan aquí y allá. Pocos son los que logran volver luego al redil para defender la tesis y convertirse en « ingenieros »: a las dificultades culturales de gente surgida de ámbitos muy alejados de lo académico, se suman poco a poco la carencia de oportunidades o las contradicciones con lo aprendido en la práctica.
Defe ndida o no, la tesis es referencia principal y a menudo obsesión, pues la carrera depende de ella. La volvemos a hallar, pues, como barrera entre la experiencia y su capitalización. ¿Por qué barrera?
Porque, a pesar de que el terreno demuestre cuán rico es el saber nacido de la práctica, nuestra Universidad lo satiriza, a él y a sus defensores: ¡Es empirismo, no es científico! La reacción natural consiste, entonces, en respetar el molde a fin de ser leído, escuchado, reconocido. Y eso bloquea innumerables aportes.
Así pues, capitalización y tesis son absolutamente diferentes.
La tesis sirve para juzgar las capacidades adquiridas por el estudiante, validar o no sus aptitudes para ejercer el oficio. Este la elabora y la defiende, el jurado decide, y su d ecisión depende en gran medida del rigor con que son aplicados ciertos métodos y teorías.
La capitalización busca esencialmente compartir lo que ha sido aprendido de la experiencia, ya provenga de un esfuerzo riguroso, de un azar, de un fracaso o de lo q ue sea. No se trata de demostrar la capacidad del actor de la experiencia ni la del autor de la capitalización (si son diferentes), sino de contribuir a un esfuerzo común por mejorar las prácticas y los saberes.
Más que la validez del método de adquisici ón de un conocimiento, lo que cuenta es el arte de presentarlo para que sea útil a otros. Quizá llegue a ser, en un momento u otro, objeto de un estudio o de una tesis destinada a validarlo científicamente, pero eso no es prioridad de la capitalización.
Entonces, en la capitalización importa sobre todo conocer por qué y cómo surgieron los hechos, por qué y cómo se reflexionó acerca de ellos, qué consecuencias, preguntas o conclusiones se sacaron de allí. Importa mucho más, pues, conocer la subjetividad concreta que guió al autor a lo largo de su trayectoria que tener referencias abstractas a diversas teorías existentes.
En la tesis, se trata de demostrar lo bien que uno maneja un conocimiento establecido. En la capitalización, se trata de brindar a otros los conocimientos potenciales (nuevos o reencontrados) que surgieron de la experiencia propia, a fin de que estos otros los descubran a su vez dentro de su práctica o bien aprovechen de ahí aquello que les pueda convenir.
En la tesis, el autor busca disimularse detrás de un armazón teórico, metodológico y estilístico oficial. En la capitalización, el autor se expone para entrar en diálogo, y para ello utiliza aquello que mejor corresponde a sus propias aptitudes, a lo que quiere plantear, y a las posibilidades de compartir con los demás.
En la tesis, hay que esforzarse por rellenar de manera adecuada todas las casillas del modelo. En la capitalización, uno se preocupa por presentar mejor aquello que se tiene para ofrecer, dejando de lado muchos punt os quizás importantes pero aún demasiado confusos para ser expresados, siquiera en forma de preguntas. Pues se capitaliza la experiencia para participar en el intercambio y la recomposición del saber y de las prácticas.
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Para la gente de terreno, es muy frecuente que la espera del juicio de sus superiores bloquee la expresión y, por tanto, la elaboración de conocimientos desde la práctica. La tesis es la expresión máxima de ello, pues implica un juicio del que dependen el diploma y las posibilidades de empleo.
Muchos métodos y teorías empleados para la tesis son útiles en un momento u otro de la capitalización. No se trata de descartarlos. Pero una capitalización obsesionada con el recuerdo o el desafío de la tesis siempre tendrá dificultad en parir o en compartirse bien.
Traducción de la ficha « Capitalisation : différences avec la thèse du technicien de terrain »