Convocados por la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo y por el Centro Regional Universitario del Sur de la Universidad Autónoma de Chapingo, del 5 al 7 de febrero de 1991 nos reunimos representantes del Sindicato de Pesca de Veracruz, del Consejo Maya, del Plan Piloto Forestal de la Zona Maya, del Centro de Apoyo al Movimiento Popular de Oaxaca, del Frente Independiente de Pueblos Indios, del Colegio de Postgraduados, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, del Instituto Nacional Indigenista y de PASOS.
Desarrollo con criterios propios
Sí. todos estamos de acuerdo en propiciar el desarrollo de nuestras regiones, pero nos preguntamos ¿para quiénes y para qué es ese desarrollo? ¿qué entienden las comunidades y las organizaciones por desarrollo? ¿en qué aspectos esta perspectiva campesina es alternativa a la oficial y empresarial? El desarrollo debe ser sustentable, ¿pero cómo se concreta esa intención en cada situación?... no hay receta.
Conocer el terreno que se pisa
El manejo de los recursos por las comunidades es una demanda política -a veces de ellas mismas, en ocasiones de organizaciones campesinas- que fracasa cuando no hay un adecuado conocimiento de la región. Se necesita que las propias comunidades y organizaciones lleven a cabo (o colaboren en la realización de)un diagnóstico, evaluando sus recursos y capacidades productivas, el mercado, y diversos condiciones políticas, culturales, religiosas y familiares.
Acerca de los bosques tropicales
Los campesinos hacen uso de la selva para hacerse de vivienda, leña, plantas medicinales, muebles..., pero no tienen una "cultura forestal" en el sentido de manejarla de modo sostenible con fines comerciales. Las experiencias exitosas en este campo se cuentan con menos de los dedos de las manos; de ellas habría mucho que aprender.
Por otra parte, los campesinos, aquí y allá, han logrado avanzar en la defensa de sus recursos forestales. Por medio de la movilización y la organización algunos han obtenido mejores condiciones de negociación con las empresas madereras que saqueaban sus selvas; sin embargo, al no contar con opciones técnicas, no han podido avanzar hacia su mejor aprovechamiento comunitario. Hace falta generar más experiencias de manejo integral de silvicultura campesina, aprovechando lo aprendido y ensayando nuevas vías.
La ganadería bovina familiar, ¿una opción sustentable?
Para los campesinos de las zonas tropicales es muy importante poder llegar a tener algunas reses. Es una fuerte demanda para cuya satisfacción varias organizaciones campesinas gestionan créditos. Pero la ganadería bovina parece tener muchas desventajas desde los puntos de vista ecológico y social: la bajísima eficiencia en términos de conversión de proteína vegetal a proteína animal; la sustitución de ecosistemas con una enorme diversidad como la selva, o de terrenos dedicados al cultivo de básicos, por potreros; la agudización de las diferencias sociales al interior de las comunidades, etcétera.
Ahora bien; el problema no es con la ganadería en sí. Durante muchos siglos criar animales ha sido una actividad asociada a la agricultura que permite establecer un ciclo muy importante: los esquilmos de las cosechas van para los animales y los estiércoles regresan a las parcelas como abono. Pero las reses tienen "cola que les pisen".
¿Por qué pensar de inmediato en las reses? ¿Será por resultar lo más lucrativo con el modelo ganadero extensivo que Mercado y Estado han fomentado? Quienes están en contra de la ganadería bovina mencionan posibles alternativas: tradicionales (cría de cerdos, aves, etc.)y novedosas (venado, iguana o lagarto).
Otros defienden a la ganadería campesina como una opción que permite cierta acumulación; además, tener unas vacas da seguridad, porque en caso de enfermedad o cualquier gasto imprevisto uno puede vender una cabeza de ganado y se acabó el problema. Contra la ganadería, dicen, se ha hecho todo un tabú.
Por ahí sigue la discusión. Y es una cuestión clave en la política agroalimentaria de las organizaciones campesinas del Sur del país.
Los básicos son lo básico
En muchas regiones del sur de México ha caído la producción de básicos. La ganaderización, la expansión de los cultivos comerciales, la caída de los precios, la ausencia de estímulos, la venta de maíz barato efectuada por CONASUPO, son algunas de las causas. Ante ello, algunas organizaciones campesinas se plantean el logro de la autosuficiencia regional en básicos como estratégico para garantizar la reproducción social y cultural de los pueblos.
Se han propuesto líneas de acción como la de agregar valor a lo producido (fabricación de totopos de maíz); rescatar métodos tradicionales y desarrollar nuevos para la conservación de granos, ayudando a romper el ciclo ’vender barato primero- comprar caro después’; aprovechar las ventajas agronómicas de las variedades criollas; enlazar a poblaciones deficitarias con poblaciones excedentarias; aplicar tecnologías agroecológicas...
Por otra parte, queda abierta una interrogante: ¿las familias campesinas tienen como elemento central en su estrategia de sobrevivencia el logro de esta autosuficiencia?
De ríos, presas y peces
En el sur de México se concentran los principales caudales del país y se tienen grandes embalses, pero la pesca es dispersa y poco relevante en la alimentación de las poblaciones aledañas. Además, se presentan múltiples problemas de contaminación del agua. La actividad pesquera, salvo excepciones, es de escaso peso económico, y el consumo de pescados, crustáceos y demás alimentos acuáticos suele alcanzar bajos montos. Así, se nos "desaparece" esta fuente de proteínas. En tan gris panorama sobresalen esfuerzos como el de los chinantecos en la presa Cerro de Oro. 750 familias que permanecieron en su terruño tras de haber sido inundado, experimentarán la pesca, organizada y apoyada, como actividad productiva central. ¿Podrán salir adelante, remando contra la corriente?
Resistir y sobrevivir, ¿hasta cuándo?
Es apreciación común que los sectores populares en nuestro país sobreviven en la esfera de lo económico y resisten en la esfera de lo político. Hay también quienes confían en que tales capacidades seguirán ’dando de sí’ ante la mayor apertura comercial, privatización de la tierra, preeminencia de la iniciativa privada y el mercado, etc., asegurando la permanencia de las culturas populares mexicanas por mucho tiempo más. Pero ¿cuáles son los límites de la resistencia de indígenas y campesinos?, ¿qué calidad de vida implica la sobrevivencia?, ¿cuán restringidas son nuestras aspiraciones individuales y colectivas?
Ya no hay comunidad al margen del contexto nacional, y al verse las poblaciones insertas en el mercado se han debilitado sus mecanismos de resistencia y subsistencia.
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, Mexico, Oaxaca, Sureste Méxicano
Colloquium, conference, seminar,… report
ACOSTA, Jorge, PASOS in. PASOS, 1992/04 (MEXICO), Año IV. N° 4.
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