Del modelo al hecho hay un buen trecho
02 / 1995
El Proyecto de Granjas Integradas estuvo a cargo del Instituto Nacional de Investigaciones sobre Recursos Bióticos (INIREB). La propuesta era desarrollar la agropiscicultura autosustentable; para ello, se retomaron elementos provenientes del cultivo en chinampas y la agropiscicultura china y se incorporó el digestor para reciclar nutrientes.
Se trataba de un modelo cerrado, ya que suponía que no se necesitaría "importar" nada del exterior; todos los residuos de cada subsistema se reciclaban o utilizaban en otro subsistema, y la producción estaba orientada al consumo campesino. El corazón del modelo estaba constituido por el digestor.
En 1977 INIREB convocó a autoridades y representantes de 25 ó 30 comunidades de varios estados de la República. Se hizo la presentación del proyecto, ofreciendo la asistencia técnica necesaria y el apoyo para gestionar créditos. Muchas comunidades decidieron probar el modelo.
Posteriormente se realizaron reuniones en las comunidades interesadas y se mostraron audiovisuales para sensibilizar a la gente. En cada caso los campesinos interesados decidieron la forma de organización que adoptarían para asumir el proyecto, y asegurar la gestión colectiva de lo que se presentaba como una opción productiva.
Se establecieron convenios en los cuales cada grupo se comprometía a aportar la mano de obra necesaria para el proyecto, y el INIREB se responsabilizaba de la asesoría técnica y, en muchos casos, de la tramitación de créditos para establecer la infraestructura necesaria. Una fundación proporcionó los recursos que se orientaron a la compra de los pies de cría y de materiales para construir el digestor y los chiqueros.
El INIREB poseía en La Mancha una estación experimental, donde se instaló una granja piloto "de laboratorio". También se creó un Centro de Capacitación de Técnicos Agropiscícolas, donde acudían los campesinos a aprender todo lo relacionado con el manejo de las granjas. En una fase posterior se inició la experimentación en una comunidad campesina. Para ello se eligió la comunidad de Buenavista, Ver., que había mostrado mucho interés por el proyecto. Ahí se instalaron varios estanques piscícolas.
Muchos campesinos se capacitaron, tanto en la estación como en Buenavista. INIREB impartía periódicamente cursos y asesorías técnicas y administrativas. Los grupos se visitaban unos a otros para compartir experiencias e información.
Las condiciones concretas de cada localidad exigían constantes adaptaciones al modelo teórico; este proceso implicó una capacitación intensiva de los campesinos y de los técnicos que supieron abrirse a la experiencia. Gracias al ingenio de ambos se logró resolver muchos de los problemas que iban surgiendo. Este conocimiento empírico se compartía en las visitas y en los encuentros anuales que celebraban los representantes de las granjas.
En sus inicios el proyecto de Granjas Integradas captó el interés de muchas comunidades. En el momento de apogeo (1983)llegó a haber 49 grupos campesinos participando, en seis estados de la República.
En la mayoría de las granjas, la cría de cerdos fue la alternativa elegida para alimentar al digestor, por la preferencia de los campesinos y la mayor cantidad de excremento que producen. Se optó por la estabulación para poder captar el excremento, y porque para los zootecnistas esa era la manera de criar cerdos. Pero alimentar a los puercos no resultó nada fácil; los pies de cría eran de razas mejoradas (’para una óptima productividad’)y esto hacía necesario disponer de grandes cantidades de alimento. La producción de la granja nunca cubrió los requerimientos, en cantidad ni en calidad. Finalmente, contraviniendo el planteamiento inicial, se decidió comprar alimento balanceado.
Esto coincidió con una etapa crítica para la porcicultura: se desplomó el mercado del cerdo en pie, y además subió mucho el precio del alimento balanceado. Todas las ganancias derivadas de la venta de los cerdos tuvieron que canalizarse a la compra de alimento. La paradoja: Una propuesta técnica que en su origen pretendía mantenerse al margen del mercado estaba siendo estrangulada por las leyes de ese mercado.
Se evidenció la falta de viabilidad de las granjas integradas como sistemas cerrados, y la necesidad de concebirlas como elementos articulados al sistema productivo de cada comunidad. También se percibió que para que una granja pudiera funcionar se requería de formas de organización específicas, que no podían generarse de la noche a la mañana. Había que resolver cuestiones como la capacitación de la gente, la remuneración de los encargados, el establecimiento de turnos y de tareas rotativas, la creación de mecanismos para asegurar el relevo de los encargados y la definición de períodos de trabajo que no resultaran demasiado prolongados.
Al iniciarse los trabajos en 1981 en Buenavista, las autoridades ejidales se involucraron de lleno en el proyecto. Se establecieron los estanques de peces en el río y se construyeron los chiqueros en un terreno colectivo. Las galeras para los pollos, por una ingeniosa adaptación, se colocaron encima del estanque de los peces, para que éstos tuvieran una alimentación automática. En 1982, la situación de la granja se modificó: lo que en un inicio era la comunidad entera pasó a ser un grupo de 30 ó 35 gentes, después uno de 8 ó 10 (hasta 1983), y finalmente (entre 1983 y 1989)quedaron cuatro personas, quienes pagaban una renta a la comunidad por utilizar las instalaciones.
La granja mantuvo la producción de peces, pollos y cerdos, vendiéndolos al costo en la comunidad. Pero el grupo estaba en una situación muy difícil porque como la granja pertenecía al ejido los responsables no podían invertir a largo plazo. En 1989, la granja quedó abandonada.
Si embargo, como dice el dicho, "muerta la madre, quedaron los hijos": la capacitación de muchos ejidatarios en el manejo de los puercos y de los fondos permitió el surgimiento grupos de campesinos que se lanzaron a la porcicultura tecnificada.
La propuesta de las Granjas Integradas puede tener todavía mucho que dar pero tomada como algo flexible y adaptable a las condiciones particulares de cada lugar. Los aprendizajes derivados de más de 10 años de experiencias muestran que los rígidos modelos tecnológicos no se pueden sostener como tales en una realidad compleja. Pero también, la experiencia obtenida ha aportado elementos en el esfuerzo por lograr una mejor articulación de lo técnico con lo social-organizativo, lo económico y lo ecológico en proyectos de desarrollo.
technology transfer, autonomy
, Mexico, Buenavista
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ACOSTA, Lino; CELIS, Victor; ALATORRE, Gerardo in. PASOS, 1991 (MEXICO), Año III N° 3
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