02 / 1995
Rizo de Oro es una pequeña población que se encuentra en los límites de Oaxaca y Chiapas, asentada en la orilla de la carretera que comunica al Istmo oaxaqueño con la parte media y alta de Chiapas; es tambíen la zona de entrada a la parte de mayor concflicto agrario de los Chimalapas. Por ahí entraron las compañías de Sanchez Monroy, Salvador Moguel y Juan Pérez; por ahí también, salieron grandes cantidades de madera, las suficientes para dejar sin cubierta vegetal a miles de hectáreas.
Los efectos de la deforestación en estas montañas, no sólo se perciben en el azolve del sistema lagunar del Istmo, sino en la casi permanente destrucción de la carretera; incapaz de resistir los aluviones que bajan de las montañas sin nada que los contenga. Los ríos no fluyen pausados como antes, las incontrolables crecientes los vuelven amenazadores. No sólo han perdido lo cristalino de sus aguas, el lodo arrastró peces, caracoles y langostinos. De riqueza sólo tiene el nombre.
En Rizo de Oro la explotación forestal no dejó más que tristeza. Testigo de despojos, ha sido y continúa siéndolo este poblado chiapaneco.
Atraídos por el auge maderero, a mediados de la década de los cuarenta, llegaron los Gil Toledo, provenientes de Puebla, en busca de tierras y se toparon con un jugoso negocio; una compañía norteamericana se les acercó para proponerles que fueran sus agentes en la compra de Palma Camedor. Alrededor de este negocio se estructuró un lento, pero seguro, proceso de explotación no sólo del recurso forestal, sino del trabajo de cientos de familias campesinas de la región.
La explotación de Palma Camedor engalanaba los arreglos florales de las casas de Estados Unidos y Europa y, al mismo tiempo, despojaba de sus recursos a congregaciones de Chimalapas como San Antonio, el Trébol, y a ejidos chiapanecos como Díaz Ordaz y Rodulfo Figueroa.
Los "Giles" de Rizo de Oro acabaron pronto con su inesperada fortuna, tan pronto como las comunidades vieron diezmado su recurso. Actualmente, aunque disminuido por la sobreexplotación, el negocio continúa siendo beneficioso para compañías como la Continental Floral Greens, que sólo tuvieron que cambiar de intermediario. Ahora es Marcos Pineda, que en Chahuites tiene instalada una empacadora. A decir de él, se decidió el cambio a Oaxaca, "por ser ahí más relajada la normatividad y el control para la explotación de la Palma Camedor".
Otros "gringos" aparecieron más tarde -eran los ochentas- y por Rizo de Oro entraron a la montaña. Venían a comprar una planta que se daba por ahí y que nadie sabía para que servía. Miles de plantas salieron en camiones de tres toneladas. La "Bola" como se le llegó a conocer, prácticamente desapareció del paisaje, nadie la extraña, lo que hace falta son los mil pesos (de los viejos)que los nuevos colonizadores pagaban por cada ejemplar.
Las "Bolas" de los Chimalapas, trasladadas a Estados Unidos, Japón y Europa, son de incalculable interés para jardines botánicos y comunidades científicas que, al igual que los coleccionistas llegan a pagar hasta 10 mil dólares por cada planta. Y es que ésta pertenece a la familia de las Cicadáceas, especie vegetal que con pocos cambios biológicos ha sobrevivido desde el mesozóico. Contemporáneas de los Dinosaurios, son las espermatofitas vivientes más primitivas de la tierra; son fósiles vivientes.
Si en el caso de la Palma Camedor las autoridades responsables no han hecho nada, de lo de las Cicadáceas ni se han enterado. Al parecer, sólo protegen los laureles que cobijan su sueño.
Biodiversité : le vivant en mouvement
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CARDENAS C., Rafael in. Foro Forestal (MEXICO), N°2, 2ª Epoca
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