Entrevista a Rafael Galdames, CASA DEL TEMPORERO, Santa María -San Felipe-

De nuestros programas de trabajo con los temporeros, los más importantes son el de capacitación ocupacional y el de agencia de trabajo. A traves de ellos nos articulamos con el Servicio Nacional de Capacitación. La Casa diseñó y propuso al SENCE la realización de un programa especial de capacitación para los trabajadores temporeros de dimensión nacional. Este programa fue aprobado y el año pasado ya se hizo la primera convocatoria. En esa convocatoria jugamos un rol determinante pues creamos el marco general de esa licitación, además de participar directamente en las labores de capacitación. Logramos llegar al SENCE porque nuestra propuesta era clara, estaba bien planteada. Incidió tambien cierta identidad generacional entre nosotros y los directivos del SENCE; nos conocíamos con ciertas personas. En este programa se encuentra tambien involucrada la Sub Secretaría de Agricultura a traves de un convenio con la cooperación externa, que en alguna medida condiciona su presencia, pues la cooperación exige un respaldo público al programa. Toda esta articulación tiene su problemática, debido a los distintos enfoques, intereses -en un plano de puntos de vista-, por distintas experiencias, porque existe una visión gubernamental funcionaria, y porque nosotros tenemos una relación más directa con la base y nuestra propia experiencia acumulada. No obstante, siempre vamos a la búsqueda de concensos. Hay casos en los que, por ejemplo, el funcionario público con el que debemos tratar asume conductas bastante centralistas y autoriarias. Pero en la medida que nosotros no nos problematizamos por eso, nuestro interlocutor tiene que asumir las cosas desde otro punto de vista, porque además de nuestra paciencia, planteamos nuestros criterios con mucha claridad. Por otra parte, con los empresarios tenemos buenas relaciones, pero no formalmente. Con ellos hemos preferido hacer convocatorias muy activas, vivenciales. Ellos nos conocen, aunque hasta hace dos años la Casa del Temporero era vista con mucha reticencia, como un organismo opuesto a los empresarios. Eso ha cambiado porque nuestro trabajo ha sido muy responsable, dentro de la legalidad, y con propuestas legítimas. Por ejemplo, en nuestro programa de un jardín infantil para los hijos de madres temporeras, les hemos planteado que si sus trabajadoras no tienen un programa de cuidado de niños no van a trabajar tranquilas, y van a ser menos eficientes y menos productivas. Y ellos saben que es así. De esta manera hemos logrado que participen en la mantención del jardín, apelando a una conveniencia y tambien a un deber, pero sin presionar con convenios o acuerdos de otro tipo. Con los empresarios preferimos este tipo de relación a una de tipo retórica. De hecho, esta experiencia nos ha llevado a preparar una propuesta de nivel nacional para que en este tipo de servicio participe el estado, los empresarios y los trabajadores, de forma tripartita. En todo caso, tambien por experiencia sabemos que el empresario participa donde ve claridad y eficiencia administrativa. Eso juega un rol importante en la articulación con ellos. En otro plano, hemos firmado un convenio con la Municipalidad de Calle Larga para desarrollar un programa educacional y productivo en una escuela que cuenta con un potrero de diez hectareas. Nos tomó más de un año llegar a un acuerdo con la municipalidad, de convencer al alcalde de la conveniencia de trabajar con nosotros. Hubieramos podido desarrollar solos ese proyecto, pero teníamos la voluntad de trabajar con el municipio. Al final llegamos a un acuerdo para el cual incluso el alcalde logró la aprobación de todos los concejales. Finalmente, en estos momentos estamos en conversaciones con el INDAP y la CONAF para ver si podemos implementar proyectos en conjunto.