Explorando el cambio en las Políticas Antidrogas. ¿Y si la voluntad política cambiase?

Coletta Youngers comparte su experiencia en Políticas Antidrogas con la vista puesta en la próxima cumbre del UNGASS a celebrarse en el mes de marzo en Viena. Analista de derechos humanos y acontecimientos políticos en Latinoamérica, Coletta Youngers atisba un cambio en la forma de abordar las políticas de Estado en cuanto a narcóticos se refiere. Consultora consagrada para la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), de cual también es asociada senior; y en la actualidad ejerce de manera independiente y representa el Consorcio Internacional sobre Políticas de Drogas (IDPC).

La última reunión del CND se llevó a cabo durante el 10 y el 14 de marzo de 2008 en Viena; punto de partida para el análisis sobre el progreso en control de drogas a nivel internacional después de 10 años desde la declaración política de la Sesión Especial de la Asamblea General de Naciones Unidas en las drogas (UNGASS) en 1998; en la cual se exigía la erradicación o la reducción significativa del cultivo, la oferta y la demanda de drogas ilícitas.

El proceso de reflexión iniciado se ha estructurado en cinco puntos, a saber: 1) Lucha contra el lavado de dinero y fomento de la cooperación judicial, 2) Reducción de la oferta (producción y tráfico), 3) Cooperación internacional en materia de erradicación de cultivos ilícitos y desarrollo alternativo, 4) Reducción de la demanda de drogas; y 5) Control de precursores y estimulantes de tipo anfetamínico.

Encaminados a generar debate, se han desarrollado cuatro reuniones en Latinoamérica llamadas “Diálogos Informales sobre Políticas de Drogas”, donde los participantes permanecen en el anonimato pero sus declaraciones y conclusiones se exponen en sendos informes. El propósito de éstas reuniones es el de generar un intercambio de puntos de vista e ideas sobre los actuales dilemas de la política internacional encaminadas a combatir las drogas. Las reuniones sostenidas hasta el momento se llevaron a cabo en Montevideo, Ecuador, México y Cochabamba con participación de funcionarios de gobierno, representantes de instituciones como de Naciones Unidas y otras instituciones internacionales, expertos en políticas de drogas, organizaciones no gubernamentales y académicos.

Los resultados más interesantes redundan en el evidente cambio de las políticas antidrogas. En Latinoamérica se diferencian dos vertientes generales; una primera tradicional y conservadora de las políticas antinarcóticos usadas hasta la fecha; y otra novedosa y revolucionaria, evidenciada en la coordinación entre los Estados de Bolivia y Ecuador reforzada por políticas internas y declaraciones de los Estados de Argentina, Brasil, Honduras, México, Uruguay y Perú encaminadas a la descriminalización del uso de las drogas y unas iniciativas de descongestionamiento de las cárceles por delitos “menores” en el contexto de tráfico de estupefacientes. Éste nuevo enfoque de trabajo en el ámbito de las drogas permitirá generar un modelo de desarrollo alternativo de carácter general e integral que permita el aumento de la calidad de vida de la población, tal como sucedió en Tailandia al cambiar el modelo de combatir la producción de narcóticos y relacionarlo con el desarrollo de la población.

En cuanto a Europa, se han generado varios espacios de trabajo tales como reuniones en Creta, Budapest, Berna y Roma, encuentros donde se debatió la problemática especifica de América latina. Como resultado de estas reuniones, también se puede experimentar un cambio en el enfoque con las cuales se evalúa la problemática de producción, distribución y consumo de drogas; donde lo más importante redunda en las políticas de “reducción de daño”; la cual se caracteriza por no exigir la abstinencia del consumidor y se centra en la disminución de los perjuicios que el consumo genera. Esta política defiende un beneficio para la salud de los usuarios de drogas y para la comunidad en general en cuanto a reducción de riesgo de contagio de enfermedades como el VIH o la sustitución de la droga de consumo habitual por otra menos dañina para la salud, además de una forma de desvincular el uso de drogas de otras actividades ilícitas tales como tráfico, robos, corrupción.

El camino abordado hasta el momento, según Youngers, “aboga por un cambio de política que permita abordar el tema de drogas de forma individual, por país”; esta iniciativa de degeneración de políticas por países ya tiene ejemplos exitosos donde, el más indicado, es el caso de Bolivia con la incorporación de la hoja coca en su Constitución nacional. Por otro lado, a nivel internacional se identifica que “el único amparo, y que sería de gran relevancia incluir en las nuevas políticas antidrogas, es la integración del respeto por los Derechos Humanos en la próxima declaración del UNGASS”; de esta manera se podría dar una base general que permita a cada Estado generar sus propias directrices en materias antidrogas.

En definitiva el mayor logro alcanzado con los Diálogos Informales de Políticas de Drogas es el poner en la agenda internacional este tema, con intervenciones de la sociedad civil, de las organizaciones no gubernamentales y de los Estados; además de garantizar un diálogo ente Latinoamérica, Estado Unidos y Europa. La cuestión es llegar a la próxima reunión del UNGASS con la fuerza y disposición necesaria para generar los cambios deseados y poner el ojo en las verdaderas cuestiones que hacen daño en mayor medida al que esta más desfavorecido, el campesinado y productores de cultivos declarados ilícitos.