Tres notas de esperanza en Nicaragua.

La asociación de trabajadores del campo tiene 60000 miembros en toda Nicaragua de los cuales el 38% son mujeres. La ATC lleva ya 27 años de experiencia en Nicaragua, su presencia se centra más en la zona Norte, más concretamente en los departamentos de Madriz, Somoto, Matagalpa, Jinotega, Chinandega, León, Ticuantepe y Managua. Trabaja sobre dos grandes frentes de acción:

Uno de ellos, es el llamado frente cooperativo, donde se encuentran los pequeños y medianos productores. Se organizan en cooperativas de ahorro de crédito y de servicios. Su principal problema es la legitimación de la propiedad, además tienen problemas derivados de la falta de políticas de gobierno para la obtención de créditos, para la comercialización y para la capacitación técnica.

El otro frente, con el que nuestra entrevistada se sentía más identificada, es el llamado el frente laboral, con 25000 miembros. Se trata de los trabajadores asalariados agrícolas, de los cuales el 80% son trabajadores temporales, que trabajan según los ciclos de cultivo; se organizan en sindicatos y sus principales problemas radican en la inestabilidad laboral, los bajos salarios (el salario medio es de 1.5$/día; que ni siquiera ajusta para el coste de la canasta básica), la violación de los derechos laborales (es muy difícil encontrar el asalariado que pertenezca a la seguridad social), y la masiva migración (derivada de estas pésimas condiciones laborales) hacia los países vecinos, como Costa Rica o hacia las llamadas Zonas Francas (donde se encuentran las maquilas, que lejos de ofrecer condiciones justas de trabajo, si que ofrecen un salario constante).

Dada la problemática, la asociación ha impulsado tres grandes iniciativas:

La primera, esta desarrollada en el núcleo familiar, dada la precaria situación de la tierra, y los deficientes salarios, supone toda una odisea la obtención de créditos, y más aun librarse de la deuda que ellos conllevan. Muchas veces para pedir un crédito los campesinos hipotecan sus tierras, y debido a los intereses que poseen los mismos, las tierras acaban siendo del banco. Ante esta situación, la asociación partiendo de la idea que al menos un miembro de la familia es asalariado, implementa una iniciativa mediante la cual se crea un fondo común familiar al que pueden acceder más fácil y eficazmente. Una vez conseguido esto se pueden juntar familias de modo que estos fondos comunitarios se engrosen, y con ello sean más eficientes.

La segunda gran iniciativa, parte de una idea ya existente en Bélgica, llamada Sindicatos Socio-públicos que, evidentemente, atienden a los problemas sociales. Se trata de un “sistema de salud mutual”, donde cada núcleo familiar paga un cordoba diario al comité de su comunidad (formado por campesinos), quien lo administrará en la creación de un centro de salud, con todos los componentes necesarios para cubrir los servicios sanitarios primarios (médico, enfermeras, medicinas…). La infraestructura y personal para hacer real esta idea es tal, que se necesita un mínimo de 600 participantes para llevarla a cabo. Esta iniciativa lleva 8 años de experiencia en departamentos como Matagalpa y Jinotega, en Jalapa comenzará el próximo año, para acelerar el proceso y que sea mas eficaz se pueden establecer alianzas con ONG, con alcaldes, o con las mismas empresas. A medida que se desarrolla esta iniciativa puede abarcar mas factores, además de cubrir la salud primaria, crear centros de especialización, como han realizado en Matagalpa, donde existen ginecólogos a disposición de los participantes de esta magnifica idea. No obstante, hacer real esta iniciativa no es fácil, por lo que ha de ir acompañada de campañas de sensibilización y capacitación a la población para que esta capte la idea y la vea factible. Además dicha iniciativa puede evolucionar hacia otros sectores, como la educación, a medida que se unan más familias.

La tercera iniciativa se denomina Formación Técnica Profesional, se trata de implementar una carrera de derecho, con especialización en derecho laboral, para formar una red jurídica que permita tener sus propios abogados para hacer frente a las numerosas violaciones de los derechos laborales que se dan en Nicaragua. Comenzó hace seis años, se trata de una carrera semi-presencial (4 días al mes, se reúnen en Managua) y homologada, pues se vincularon con la Universidad de Pablo Freire. La carrera iba dirigida a 100 de los principales lideres locales del ATC de los cuales 60 (20 mujeres) acabaron felizmente el año pasado sus estudios, y ya se encuentran defendiendo y ganando casos de injusticias laborales. Maria Elena Sequeira antes de este programa solo había recibido alfabetización durante la revolución y ahora es abogada especialista en derechos laborales. Antes eran líderes locales y ahora hay una red de oficina jurídica en cada departamento de Nicaragua, y ya son 1200 casos atendidos, de los cuales el 80% se han ganado. La segunda promoción de esta práctica carrera, constará de los compañeros de base de la asociación. El triunfo de esta iniciativa, llega hasta la incidencia en la Asamblea General; donde legislaron la ley de seguridad e higiene en el trabajo con químicos y se creó el consejo laboral, con representación del empresario, el trabajador y el Estado.

Paralelamente como alternativa a vender su tierra, también se ha implementado una Universidad campesina de Administración Agropecuaria Aplicada, destinada a familiares (hijos) de los socios de cooperativas. Con carácter semi-presencial, los estudiantes acuden a una escuelita en Matagalpa, donde les enseñan la manera más eficaz de administrar sus fincas.