Una opción para promover el interés de los niños y jóvenes de Colombia por la ciencia y la tecnología
Clara Piedad JIMÉNEZ HINESTROSA
07 / 2005
Desde 1995 comenzó a formarse lo que actualmente se conoce como las Actividades Científicas Juveniles, ACJ, programa desarrollado por la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia, ACAC, entidad privada que lleva 35 años trabajando por la apropiación social de la ciencia y la tecnología en el país.
Los antecedentes de este programa se remontan a 1989 cuando la ACAC realiza la primera expociencia en Bogotá con el ánimo de impulsar la actividad científica y tecnológica y como una manera de popularizarla entre la infancia y la juventud, a quienes se invitó a participar con proyectos de investigación, en diversas áreas del conocimiento, que vinieran trabajando en sus centros educativos.
A partir de este evento se vio la necesidad de crear un programa que diera soporte a estas actividades que realizaban los estudiantes para que no fueran simplemente eventos aislados sólo cuando eran invitados a este tipo de ferias sino que se convirtieran en una manera de estímulo para que niños y jóvenes se interesaran por la investigación y para darles las herramientas necesarias para que el conocimiento que adquirían en sus estudios tuviera un sentido práctico que pudieran aplicar en su vida cotidiana.
Es en este proceso de formación de ACJ que Ángela Gómez Andrade se vincula a la ACAC sin tener mayor acercamiento a la ciencia y la tecnología que el haber colaborado en la recopilación de información de un documento llamado la Misión en Ciencia y Tecnología que durante el gobierno del presidente Ernesto Samper Pizano, (1994 - 1998), se desarrolló con el fin de congregar a algunos de los científicos sobresalientes del país y al escritor Gabriel García Márquez para sustentar la importancia de promover la investigación tanto científica como tecnológica en un país en vías de desarrollo como lo es Colombia.
De esto ya once años en los cuales el programa se ha diversificado en subprogramas, cada uno encaminado a fortalecer los procesos de apropiación social de la ciencia y la tecnología por parte de los niños y jóvenes colombianos. La primera actividad propuesta por Ángela fue la de realizar una salida ecológica al nacimiento del río Bogota con un grupo de adultos como una prueba sobre la pertinencia de este tipo de actividades como instrumento para la transmisión del conocimiento. Los resultados fueron buenos y dieron paso a la creación de talleres en áreas como ecología, astronomía, matemáticas, entre otros, dirigidos no sólo a los estudiantes sino a los docentes quienes son quizás los más importantes en este programa pues depende de ellos y de su interés por la investigación el que sus alumnos se sientan atraídos hacia estos temas.
Como comunicadora social con especialización en comunicación y educación, Ángela es una convencida de que la comunicación es la mejor herramienta para difundir el objetivo de las ACJ. Según Ángela lograr una apropiación social de la ciencia y la tecnología implica crear estructuras comunicativas que les permitan llegar a un público no docto en estas áreas de conocimiento.
Con la comunicación han incidido en pequeños pero fructíferos cambios al interior de los currículos escolares en los que se da a los maestros y alumnos la oportunidad de cambiar horas de cátedra por horas de investigación a partir de la creación de los Clubes de Ciencias, subprograma de ACJ, en los que se les permite desarrollar proyectos de investigación que en algunos casos han mostrado un mejoramiento en el rendimiento académico general de los alumnos porque abordan la ciencia no en sí misma sino como instrumentos que les permiten entender el mundo que los rodea.
Es así como por ejemplo, en el municipio de Magangue, departamento de Bolívar, los estudiantes de una escuela y su maestro empezaron a cuestionarse sobre cómo podrían ellos evitar el consumo indiscriminado de carne de manatí que estaba llevando a la extinción de este animal en la región. Las ACJ los asesoró sobre cómo crear estrategias que les permitieran concientizar a la comunidad sobre el daño que estaban causando al ecosistema y cómo podrían, de acuerdo al reconocimiento de su región, buscar otras fuentes de alimento que no atentaran contra la supervivencia de este animal. Hoy en día este pequeño club de ciencias se ha convertido en una ONG que recibe ayuda internacional y en la que los estudiantes que ya han terminado el colegio son quienes la dirigen y se encargan de asesorar a los niños que desde la primaria se involucran en este proceso ya no con el manatí que fue salvado sino con otras especies animales y vegetales de su territorio.
Otro de los subprogramas de ACJ es el de Encuentro con el Futuro, que consiste en charlas dadas por científicos, de diversas áreas del saber, dirigidas a la población estudiantil de Bogotá, y realizadas todos los sábados, durante el periodo académico, en el auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional de Colombia. Este evento comenzó con la presencia de 10 o 20 estudiantes cada sábado y ahora cuenta con 2000 estudiantes asistentes. Para Ángela este ha sido un proceso lento pero satisfactorio con los pequeños logros alcanzados. Ella no niega que esta actividad en muchos de los casos se haya convertido en una tarea ordenada por los maestros y que los estudiantes lo vean como eso y nada más. Pero ha sido gratificante encontrar que esta obligación en algunos casos se ha convertido en gusto y que ya hay grupos de estudiantes que acuden asiduamente a este encuentro por propio interés.
Aunque como Ángela dice, el objetivo de ACJ no es el de hacer que todos los niños y jóvenes se vuelvan científicos sino que se enriquezcan con el conocimiento, en Encuentro con el Futuro se han registrado casos en los que ha sido tanto el interés de los alumnos por lo que los científicos les han contado que logran relacionarse con ellos y recibir estimulo para optar por carreras en ciencias. Y no solo estos logros son importantes, también es interesante el aporte que hace este tipo de encuentros a la autoestima de los niños, aspecto que Ángela no había percibido pero que fue expuesto por una maestra de una escuela distrital que lleva a sus alumnos casi desde el inicio de Encuentro con el Futuro. Para ella esta actividad le ha permitido a sus alumnos salir de su barrio, que en muchos casos tiene problemas de violencia, pobreza, y para ellos el llegar a una universidad del tamaño que tiene la Universidad Nacional y reunirse con un grupo de 2000 jóvenes como ellos y que nadie los requise o les llame la atención por estar allí y que además se encuentren con un científico que les da la oportunidad de dialogar con él frente a frente eso los hace sentir bien.
Los resultados de estos subprogramas y otros más, son los que han mantenido a Ángela Gómez como coordinadora de Actividades Científicas Juveniles. Aunque hay mucho que contar sobre cada uno, en este espacio solo se ha podido dar una breve historia sobre lo que se ha logrado con las ACJ.
Actualmente Ángela se encuentra preparando la Expociencia – Expotecnología Juvenil 2005, ya tiene la programación completa de charlas de Encuentro con el Futuro para el segundo semestre de este año gracias a la colaboración de los científicos colombianos, realiza conferencias en diversas regiones del país con maestros de estas zonas, como parte de convenios entre el Ministerio de Educación Nacional, secretarias de educación, el Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología “Francisco José de Caldas” – COLCIENCIAS - y la ACAC sobre competencias científicas, y muchas más actividades en pro de la apropiación social de la ciencia y la tecnología.
El poder mantener ACJ durante todo este tiempo no ha sido una tarea fácil. Aunque la creación de este programa se basó en casos similares de Argentina y Chile, en Colombia aun queda mucho por aprender al respecto y aunque hay un interés por compartir con grupos similares en varios países latinoamericanos, falta apoyo tanto del Estado como del sector privado. Colombia a diferencia de la mayoría de América Latina no tiene un ministerio de ciencia y tecnología que haría más viable que programas como éste pudieran extenderse a todo el país y contactarse con pares en el continente que sí son apoyados por sus respectivos ministerios.
Además de lo que realiza ACJ, han habido experiencias similares como por ejemplo el caso de COLCIENCIAS, que antes de ser una entidad autónoma perteneció al Ministerio de Educación y en ese espacio realizó algunas actividades en ciencia y tecnología como lo fue la revista Cuclí Cuclí, dirigida no solamente a los niños y jóvenes sino también a los maestros, con el fin de estimularlos a involucrarse con la investigación, esta revista incluía talleres que se desarrollaban en las aulas de clase en cada región del país; Cuclí Cuclí se terminó de publicar en 1996. Actualmente COLCIENCIAS tiene el programa Ondas con el que se busca impulsar la creación de semilleros para que niños y jóvenes puedan tener desde la infancia pensamientos y actitudes científicas y tecnológicas.
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, Colombia, Latin America, Bogotá
Integración regional en América Latina : Chile, Colombia, México
Ideas, Experiences and Proposals On Sciences and Democracy
El poder mantener este programa en un país como Colombia donde la actividad científica y tecnológica es poco estimulada es un trabajo arduo. Las ACJ se enfrentan a la falta de recursos y Ángela Gómez así como la ACAC en general, son concientes que no pueden esperar ayuda solamente del Estado y el sector privado es apático a hacer aportes en este sentido porque no ven la importancia del tema. A pesar de que el aspecto económico los frena en su quehacer, es satisfactorio ver cómo este tipo de actividades han logrado, con lo poco o mucho que han hecho, sensibilizar a la gente que participa en ACJ frente a la ciencia y la tecnología, y sobre todo al aprovechamiento que de ella pueden sacar por medio de la transmisión del conocimiento con un sentido práctico.
ACJ quiere resaltar, por medio de sus actividades, la importancia de invertir en conocimiento y este ha sido un proceso lento donde hay que convencer a la gente, a las instituciones educativas de estimular a sus estudiantes y maestros.
En el campo de políticas en ciencia y tecnología la ACAC tiene vínculos con el Convenio Andrés Bello, la Organización de Estados Iberoamericanos – OEI - y la Universidad de Salamanca pero ACJ no tiene ningún tipo de contacto con estas organizaciones extranjeras aun.
Esta ficha fue realizada en el marco del desarrollo de la alianza metodológica ESPIRAL, Escritores Públicos para la Integración Regional en América Latina.
GÓMEZ ANDRADE, Ángela; carrera 50 # 27 – 70 bloque C, módulo 3, Edificio Camilo Torres; Colombia, Bogotá
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