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La saludable integración de los médicos ecuatorianos en Chile

Los acuerdos entre Chile y Ecuador, que permiten la convalidación automática de títulos universitarios, han facilitado la llegada de médicos ecuatorianos a los consultorios de Atención Primaria del país.

Carla ESTRADA JOPIA

08 / 2005

En el año 2000, el presidente del Colegio Médico de Chile señalaba que ese año habían ingresado al país 850 médicos ecuatorianos, cifra superior a la cantidad de médicos egresados de todas las universidades del país. La facilidad con la que estos médicos optan por Chile como país de residencia se debe al Convenio sobre mutuo reconocimiento de exámenes y de títulos profesionales entre Chile y Ecuador firmado en Quito en 1917. Sumado a la falta de profesionales chilenos que estuvieran dispuestos a trabajar en el sector público, más específicamente en la Atención Primaria de Salud, por un salario considerablemente menor al que entrega el sistema privado de salud. En Chile, hay un médico por cada 900 habitantes, justamente la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero existe un grave problema de distribución: la mayoría se concentra en las grandes ciudades y en el sector privado.

En septiembre de 2004, se firmó un convenio de reconocimiento mutuo de certificados, títulos profesionales y grados académicos de educación superior, entre los ministros de Educación de Chile, Sergio Bitar y de Argentina, Daniel Filmus, que permitirá agilizar los actuales trámites de validación de estudios en carreras que estén acreditadas. El Colegio Médico de Chile se opone a este tipo de iniciativas y pide mayor participación en la firma de los convenios, asegurando que se debe regular, de alguna manera, la calidad de los profesionales que ingresan a trabajar al país.

Cerca de 16 mil médicos ejercen en el país. De ellos 5 mil son extranjeros y la mayoría proviene de Ecuador, pero también de Colombia, Brasil y Uruguay con quienes Chile mantiene convenios para permitir el reconocimiento automático del título de médico, el resto debe rendir el Examen Médico Nacional. Esta prueba consta de seis etapas, que incluyen dos exámenes teóricos, con 150 preguntas de selección múltiple cada uno. Sólo el 50 % logra superar estas dos primeras etapas y acceder a la evaluación de la « competencia profesional ». En esta fase, el postulante debe ejercer bajo la supervisión de un médico titular de la Universidad de Chile durante una semana en cada una de las especialidades básicas (medicina general, pediatría, obstetricia y cirugía), en cualquiera de los hospitales públicos donde la universidad tenga una sede académica. El 20 % de los que llegan a esta última etapa, fracasa.

En los países más desarrollados, la necesidad de alta especialización supera en algunos casos la oferta que ofrece la formación local, fenómeno incrementado por el envejecimiento de la población y la consiguiente reducción del número de jóvenes que ingresan anualmente al mercado de trabajo. En el caso de Chile, puede decirse que en menor escala ocurre algo similar, ya que comparativamente con los países de la región, el nuestro ofrece, en las áreas anteriormente mencionadas, puestos de trabajo altamente calificados con sueldos que superan con creces los recibidos en los países de origen de la migración.

Construir un desarrollo económico y social en los países de la región, no sólo implica la transferencia de recursos humanos calificados que no se encuentran disponibles localmente, sino también apoyar la formación y especialización en el extranjero de profesionales y técnicos nacionales. Los conocimientos, experiencias prácticas y capitales innovadores que adquieren quienes pueden formarse en el extranjero, constituyen un valor agregado, tanto para el país de acogida, como para el país emisor, potencial receptor de esta fuerza laboral.

Manuel y Mireli son un matrimonio de médicos ecuatorianos, proveniente de Quevedo, a unos 500 kilómetros de Guayaquil, que hace cuatro años decidió venir a Chile a probar suerte. Tenían a un familiar viviendo en Santiago, médico también, que constantemente les informaba de la situación económica del país y de las ofertas laborales que acá había. A pesar de ello, Chile seguía siendo un país lejano ante sus ojos, su único acercamiento era la « infaltable » cita con el televisor todos los veranos para ver el Festival de Viña del Mar.

Desde un comienzo la suerte estuvo con ellos, gracias al convenio antes mencionado sólo debieron legalizar sus títulos profesionales como médico cirujano ante la embajada de Chile, el Ministerio de Salud de Ecuador y hacer los trámites de Extranjería llegando a Chile.

Inmediatamente comenzaron a trabajar en una consulta privada y luego en el Consultorio de San Bernardo, trabajo que hoy comparten con el del Consultorio de San Joaquín, ambos ubicados en comunas aledañas a Santiago.

Lo que más llama la atención de este matrimonio son las facilidades que el Ministerio de Salud de Chile entrega para la capacitación de sus profesionales, beneficio al que han accedido ambos. Así como también como el gran desarrollo de la medicina familiar que existe en el país. Mireli afirma, feliz, que en Chile ha cumplido su sueño de trabajar en un equipo multidisciplinario que se interesa en el paciente no sólo desde el punto de vista médico, sino psíquico y social.

Afortunadamente, para estos profesionales, la recepción de los chilenos ha sido acogedora, cuentan que desde un principio se sintieron bienvenidos y aunque creen que entre los médicos chilenos hay un recelo inicial hacia ellos, termina primando el respeto profesional.

En su vida laboral, el desafío que enfrentan es la actualización de los conocimientos que deben efectuar, ya que el tipo de patologías que se presentan en Chile más frecuentemente, son distintas a las de Ecuador.

La experiencia de esta pareja contrasta con las declaraciones públicas que han hecho médicos ecuatorianos denunciando la discriminación que sienten por parte del Colegio Médico de Chile, al parecer el convenio al que se acogen les resta credibilidad y les obliga a estar constantemente demostrando sus capacidades.

Junto con ellos vino el hijo mayor de la pareja, hoy estudia Ingeniería y su proceso de adaptación al medio chileno ha sido expedito y enriquecedor. De hecho, al poco tiempo de llegar vinieron también los otros dos hijos que habían dejado en Ecuador, cuya experiencia de integración también ha sido fluida. Para sus hijos, Ecuador ya es pasado.

Aunque Manuel y Mireli no se proyectan en el país para el resto de sus vidas, están concientes de que sus hijos quizás elegirán Chile como su residencia definitiva, por el momento esperan a que los tres jóvenes puedan titularse en Universidades chilenas, las que distinguen como instituciones de calidad reconocidas en el extranjero. Al menos, explican, en Ecuador un profesional chileno es fácilmente contratado.

Actualmente su relación con Ecuador sigue siendo cercana, en especial con la familia que permaneció allá, tratan de viajar lo más seguido posible y tienen un grupo de amigos ecuatorianos residentes en Chile con los que celebran las fiestas patrias y se juntan a cocinar comida típica de su país.

Reconocen a Chile como un país progresista, políticamente maduro, con muy poca corrupción y que tiene respeto hacia sus gobernantes, algo en lo que contrasta fuertemente con el resto de América Latina. Esto los tiene cada día más satisfechos con la decisión y el riesgo que tomaron cuando dejaron Ecuador.

Key words

regional integration, cultural diversity, health and development, South south relations, migration, transfer of knowledge


, Chile, Latin America

file

Integración regional en América Latina : Chile, Colombia, México

Comments

La falta de profesionales de la salud en el sector público, derivado de los bajos sueldos que entrega comparado con el sistema privado ha hecho que una gran cantidad de extranjeros ocupen sus plazas. Ésta ha sido una prueba a la tolerancia de los médicos chilenos que, con mucha fuerza, se han opuesto a los convenios que facilitan la convalidación de títulos.

Sin embargo, es necesario preguntarse, más allá de la variable económica, qué hace que nuestros profesionales no quieran dedicarse al servicio público. La profesión de médico, como ninguna otra, esta rodeada de un aura de « exitismo », y el servicio público no parece ir de la mano con ello. En una sociedad obsesionada con el dinero y el poder, la educación universitaria debe ser capaz de inculcar el amor por el trabajo, y el esfuerzo constante por ser mejores ayudando a la vida de los demás en las áreas pertinentes.

Las críticas realizadas por los profesionales chilenos a la llegada de extranjeros parecen deberse más al afán por resguardar su fuente laboral que a una preocupación por la calidad de la salud. De hecho, muchos de los profesionales que llegan a Chile tienen años de experiencia y, como han afirmado públicamente, no tienen temor a ser evaluados en sus capacidades.

No se debe olvidar que Chile tuvo flujos migratorios derivados de la violencia de Estado, principalmente durante la década del 70, en esa ocasión Ecuador fue receptor de profesionales chilenos, otorgándoles las mismas garantías de las que hoy se habla con tanto recelo en ciertos sectores profesionales de nuestra sociedad.

De cara a la integración regional, se hace difícil pensar en la construcción de un espacio político y cultural común latinoamericano sin generar políticas públicas entre Estados que puedan fomentar el intercambio de estudiantes y docentes, programas de cooperación y movilidad en el ámbito de la enseñanza universitaria y el desarrollo de diplomas y programas educativos interuniversitarios.

La firma de convenios de convalidación de títulos es un factor integrador de nuestras sociedades, por cuanto reconoce las capacidades de los profesionales extranjeros, junto con evidenciar las necesidades que satisfacen en el orden social chileno. Además, se reconoce la calidad de las universidades extranjeras, siendo esto un potencial generador de intercambio de conocimientos a niveles institucionales.

Por otra parte, es necesario entender que el fenómeno de la migración es natural en la medida en que un país como Chile logra un crecimiento macro-económico importante y es capaz de mejorar la oferta laboral, los médicos chilenos no se están quedando sin trabajo, sólo están prefiriendo desarrollarse en otras áreas. La presencia de profesionales ecuatorianos, dispuestos a trabajar por un sueldo de “empleado público”, es necesaria para el equilibrio del sistema de salud y, acogerlos como se merecen, nos enriquece como sociedad.

Notes

Esta ficha fue realizada en el marco del desarrollo de la alianza metodológica ESPIRAL, Escritores Públicos para la Integración Regional en América Latina.

Source

Interview

Entrevista a SÁNCHEZ, Manuel y CEBALLOS, Mireli. Médicos de nacionalidad ecuatoriana residentes en Chile. Consultorio Sor Teresa de los Andes, Gustavo Campaña Nº 5380, San Joaquín.

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